COMPADRE YO LO UNICO QUE SE ES QUENO SE NADA. (Jose Onabe Paez)

sábado, 27 de marzo de 2010 |


Kmaradas.

No soy un gran Intelectual, ni pretendo serlo, para no rayar en lo ridículo, pero si tengo 4 dedos de frente para entender, que el problema de la vivienda se desparrama por los espacios urbanos y nos muestra la cruda cara de la pobreza. Muestra cómo los pobladores de las ciudades ocupan como sea, espacios para sobrevivir. Se aferran a un pedazo de tierra o a una construcción abandonada para poder echar raíces y crecer. No se trata aquí de reivindicar la pobreza ni de favorecer las prácticas espontáneas de los que menos tienen sino de organizar el territorio de la mejor manera ayudando siempre al que el capitalismo históricamente a excluido: el pobre, que gracias a su explotación le produce la riqueza.

Las ocupaciones de terreno, con construcciones inadecuadas e inseguras y sin el equipamiento urbano necesario SON UN PROBLEMA DE ESTADO, aunque cuando se hacen en lugares escogidos por la BURGUESÍA, PARA SUS ACTOS CAPITALISTAS, NOS ENCONTRAMOS CON LUGARES CON TODOS LOS SERVICIOS, ES ESTO JUSTO...?, POR ESO NACEN LAS OCUPACIONES por la INJUSTICIA.

Se trata de prevenir estas ocupaciones y desarrollar los programas adecuados para racionalizar esta fuerza bruta que termina siempre por cubrir su necesidad de sobrevivir. Se trata de dirigir esta fuerza y estimularla para solucionar adecuadamente el problema. Se trata de la rehabilitación integral de los barrios pobres, de recuperar las urbanizaciones populares y de desarrollar por anticipado tierras con infraestructura y servicios comunales(CIUDADES COMUNALES) y básicos que ayuden al pueblo.


El tema de la vivienda parece infinito. Contiene muchas definiciones, suena más bien a pobreza, exclusión, ignorancia, desastres, corrupción: la guerra por la supervivencia, en una sociedad de dificultades y de injusticia por parte de la burguesía y con apoyo de los gobiernos locales. Y eso pretendemos vaciar en un nombre: vivienda. Desde el lado gobierno Revolucionario, se enfoca como un problema, donde el esfuerzo se centra en poner las acciones públicas al servicio de las mayorías pobres (CONSEJOS COMUNALES, COMUNAS). Pero esa acción gubernamental a pesar de su esfuerzo, no logra atender determinantemente lo real: la pobreza, la exclusión. Las políticas de vivienda, a pesar de su esfuerzo, no logran llegar en municipios donde el poder constituido lucha contra el poder constituyente para mantener las cuotas de poder.

La tierra es planeta y es también lo que en contraposición con el cielo tenemos como recinto, También es lo que se desgarra una y otra vez a partir del crecimiento de la ciudad y de su explotación desmesurada, y se expone de esa manera cada vez más a la inclemencia de la naturaleza y su alea. Y sobre ella habitamos, bien sea como planeta, o como sitio de concreciones frente a las ideas, o como sitio para habitar en colectivo, en ciudad. Esa tierra, la del habitar, es vista desde las dos caras de la exclusión, o se comercializa o se ocupa. Por un lado, como pedazos de terreno que se venden a mansalva en la ciudad formal, para hacerla rentable, para inventar riqueza. Se convierte la esencia de la naturaleza en mercancía. Por el otro, los que no pueden acceder a ella en la formalidad económica, la invaden y se apropian, en primer lugar, de un pedazo de tierra marcado con cuerdas y telas, sueño o primer esbozo de vivienda. De esa manera comienza el proceso de la vivienda progresiva, desde la necesidad y su concreción como apropiación de un pedazo de tierra, como primer encuentro con lo real, la transformación de la tierra y la plantación del zinc.

Al sembrar una lámina de zinc, el pobre inicia el proyecto de cubrir una necesidad: la del hogar. Puede ser el primero, o uno de tantos, nunca el definitivo. Y ese proceso no lo para nadie. Porque, en realidad, con este hecho que inaugura la vivienda “informal” del “excluido”, presenciamos en acto, más que formal, solemne, el deseo de vivir que perpetúa la especie. El reflejo biológico hecho ciudad, con la pobreza que crece. Es así como construyen las mayorías en nuestras ciudades de muchas realidades, de estratos sociales distintos.

Cómo no entender la separación de la ciudad, o esa manifestación de la lucha de clases. Hay, los que aun viniendo de formaciones políticas progresistas, niegan la lucha de clases, no tienen sino que ver a su alrededor.

En realidad, la inclusión la define el poder: económico, mediático, social. Los que manejan los conceptos y los hacen realidad, ese es el poder. Los excluidos son los de la periferia, los que hablan mal, los que construyen mal. Para los pobres, el paso hacia la inclusión es cada día más difícil, especialmente en América Latina, la lucha debe ser constante todos los días con nuestra propias ideas.




COREPSUV.

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