Mostrando entradas con la etiqueta formacion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta formacion. Mostrar todas las entradas

REFLEXIONES EN TORNO A LA NECESIDAD DE CONSOLIDAR UNA CORRIENTE RADICAL-REVOLUCIONARIA EN EL PSUV. (Oswaldo Tona)

jueves, 30 de diciembre de 2010 |



1.- Consideraciones generales sobre la raíz del proceso Bolivariano y la situación nacional e internacional.

Como Pueblo, como nación, como trabajadores y trabajadoras, hemos librado una lucha por la soberanía, la libertad y la independencia, iniciada a fines del siglo XV con la resistencia de los pueblos originarios ante la invasión Europea financiada por la Corona Española, la posterior lucha de los esclavos negros, los campesinos sin tierra y más tarde los mantuanos patriotas. La desvirtuación del Proyecto de Bolívar y la imposición del Estado oligárquico a partir del gobierno de Páez significaron una derrota estratégica para el pueblo, que no se pudo revertir con la guerra Federal, bajo el liderazgo de Zamora, porque fue traicionada por los sectores Oligárquicos, que se mantuvieron cerca del general del pueblo soberano, aprovechándose de su prestigio y capacidad militar, para darle el zarpazo mortal cuando ya no lo necesitaban. 

Los gobiernos posteriores especialmente la dictadura de Juan V. Gómez y el Régimen pseudo democrático del punto fijismo, consolidaron la subordinación nacional al Imperialismo Yanqui y la implantación de un modelo mono exportador.

El  movimiento revolucionario venezolano del siglo pasado estuvo fuertemente condicionado por las estrategias políticas del movimiento socialista mundial, tanto en su vertiente socialdemócrata como la originada en la III internacional. En este contexto, las direcciones de los partidos que se plantearon ser la vanguardia del pueblo, terminaron burocratizándose y abandonaron el programa revolucionario, adoptando políticas erráticas, lo cual produjo múltiples fracturas entre las fuerzas revolucionarias, que a su vez facilitaron que la democracia representativa instaurada en 1958 fuese hegemonizada por el boque de la burguesía local aliada al imperialismo Yanqui, consolidando un Estado burgués con graves deformaciones. Hasta aquí, advertimos un hilo histórico de las luchas del pueblo, que los sectores revolucionarios no habían podido sistematizar y expresar genuinamente; Esa derrota de los sectores populares impulsó a los  revolucionarios a tomar la vía de la lucha armada en la década de los 60, con la que vuelven a fracasar. La consecuencia de este proceso fue la desmoralización de los revolucionarios y los sectores populares. Ante esta situación, el plan de la burguesía y a oligarquía alcanzó su máxima expresión con la implantación de un paquete de medidas neoliberales que comportaban un proceso de desnacionalización y privatización de las industrias básicas del Estado, facilidades exageradas para el capital extranjero, pérdidas en la calidad de vida del pueblo con aumento de la pobreza que llega al 80%.

La respuesta popular a esta situación venia silenciosamente madurando y estalló en la insurgencia del 27 y 28 de febrero de 1989, lo cual marcó un giro en todos los órdenes de la situación nacional. Este cambio posibilitó los sucesos del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992. Estos últimos hechos significaron el inicio de la descomposición y posterior derrumbe del régimen puntofijista.

El actual proceso revolucionario Bolivariano hunde sus raíces en esos acontecimientos históricos y es heredero directo de las fuerzas sociales que se rebelaron en las distintas etapas contra la oligarquía y el imperialismo.

2.- Contexto Internacional

El desarrollo del proceso Revolucionario enfrenta amenazas externas e internas cuyo conocimiento es esencial. Sin duda serán las poderosas fuerzas externas del capitalismo mundial las que opongan mayor resistencia a la transición al socialismo, porque no aceptaran con docilidad que reaparezca ante los pueblos del mundo como una posibilidad concreta la organización de la producción y distribución de la riqueza de un país sin necesidad de la explotación del trabajo por el capital.

Tanto las corrientes de la derecha neoliberal, como las distintas corrientes del reformismo  que proponen reformar el capitalismo y humanizarlo, coinciden en un punto: Confían en la capacidad del sistema para restaurar sus propias grietas, y esa coincidencia, comporta para los reformistas, las permanentes alianzas y relaciones con la burguesía, desconociendo el hilo histórico de las luchas del pueblo y la experiencia de las históricas traiciones de ésa clase. Omiten, por otra parte, referirse a los últimos 100 años del capitalismo que muestra que esas grietas reaparecen una y otra vez, desafiando las refacciones temporales diseñadas por sus tecnócratas, siendo que en los últimas décadas esas contradicciones no dejaron de agrandarse y son las causas que impulsan las catástrofes sociales que vemos a comienzos del siglo XXI.

En el seno de las fuerzas sociales que apoyan el proceso Revolucionario es muy común, en ciertos sectores dirigentes, la creencia de que privilegiando la atención, apoyo y relación con los sectores capitalistas, se garantiza la productividad y eficiencia, mientras que, al modelo económico socialista, lo consideran como un micro sistema confinado a determinados límites territoriales y para determinados sectores sociales, configurando con ello, no sólo un eclecticismo inconsistente, sino, una visión esencialmente discriminatoria.

Si el capitalismo tuviera capacidad para incorporar a su dinámica productiva a la mayoría de las fuerzas que genera en su interior, tendrían absoluta razón los que ven al socialismo no sólo como innecesario sino como irrealizable. Pero la realidad actual muestra que la situación es la opuesta. La principal contradicción del capitalismo sigue siendo que la producción está cada vez mas socializada, mientras que la apropiación de la ganancia está cada vez en menos manos.

El capitalismo del siglo XXI es el del capital transnacional imperialista, con sus múltiples contradicciones, determinantes de la actual dinámica de la lucha de clases a nivel mundial, cuyos rasgos principales podemos resumir en:

a)    La fuerza del capital globalmente sigue conservando la iniciativa política, es decir, mantiene la ofensiva iniciada hace ya tres décadas contra las masas.

b)    El cuadro actual de situación muestra que esa ofensiva ahora está notablemente limitada, viene en franca declinación porque encuentra crecientes resistencias de distintos sectores sociales, en diferentes países y regiones.

c)    En este marco, el imperialismo yanqui ha retrocedido en la hegemonía casi absoluta que durante un cuarto de siglo mantuvo a nivel mundial.

d)    La situación de crisis del capitalismo se expresa políticamente en la conformación de distintos bloques de países que se disputan la hegemonía mundial.

e)    La resistencia a la ofensiva imperial tiene hoy dos puntos neurálgicos en el mundo: Medio Oriente y América Latina, aún cuando en cada una de estas regiones son distintos los bloques de fuerzas sociales que encabezan dicha resistencia.

f)     Aún no se observa una recomposición y recuperación cualitativamente superadora en la iniciativa política de la clase trabajadora para enfrentar la ofensiva capitalista.

g)    La necesidad de expansión económica y recuperación permanente de la tasa de ganancia de los capitales, ha generado el uso irracional de la naturaleza causando daños irreversibles que hacen insustentable la supervivencia humana..

3.- PREMISAS COMUNES A LOS SOCIALISTAS REVOLUCIONARIOS

3.1-El liderazgo de Chávez: es incuestionable y fundamental en este proceso; Que nadie se confunda, no está planteado ni cuestionar la direccionalidad que el comandante le ha dado al proceso, ni crear una organización distinta al psuv, todo lo contrario, se trata de consolidar y fortalecer estos dos instrumentos de la Revolución.
Cabe recordar que el cuadro general de la crisis que derrumbó al régimen “puntofijista”, tuvo por causa central los límites impuestos a la posibilidad de acumulación de una economía primaria dependiente, inmersa en una reestructuración de las relaciones mundiales intercapitalístas, generada por la persistente caída de la tasa de ganancia observada en los últimos años. Toda la estructura político-jurídica armada en función de este modelo de acumulación comenzó a desmoronarse, y con ello a disgregarse el bloque de poder existente hasta ese momento.

Pero el agotamiento de un modelo sólo abre la posibilidad para que otro lo sustituya, y no es inexorable que así ocurra. Ejemplos hay de sobras en nuestra América y en el mundo, en el cual se han arrastrado crisis prolongadas irresueltas, restaurando las viejas fuerzas; Para que una solución superadora encuentre espacio, se requiere, entre otras cosas, de la aparición de una fuerza social que consolide y sintetice una política unitaria de las grandes masas. Ningún observador político de la experiencia venezolana desconoce la importancia de Chávez como creador y eje de esa fuerza unitaria social y política, lo cual permitió derrotar por primera vez en cuarenta años al régimen moribundo.

El abstencionismo político de las grandes masas, del cual se benefició el puntofijísmo, expresó en forma ambivalente tanto ese rechazo a lo viejo como el atraso político de las mismas. Desde sus orígenes el punto neurálgico de la estrategia política Bolivariana consistió en incorporar esas masas marginadas, a la organización social y a la lucha política; y esto último fue justamente, una bandera central, en la estrategia revolucionaria de todos los tiempos, y en su momento también fue el punto que partió aguas entre la estrategia socialista de las corrientes anarquistas.  

3.2.-Nuevo Modelo Productivo, Nuevo Estado y Nueva Conciencia Socialista: El  pueblo al constituirse, junto al gobierno bolivariano, en centros de acopio y distribución de productos, eliminando la intermediación capitalista y creando redes de distribución, pasa de hecho a generar elementos del nuevo Estado y la nueva Economía socialistas, y en especial, a controlar una parte esencial de la cadena socioeconómica de la producción de materias primas, transformación, distribución y consumo.

Es un proceso simultáneo, en el cual deben crearse condiciones radicalmente distintas al capitalismo, para que pueda surgir una conciencia radicalmente distinta también; No puede ser una caricatura de socialismo, o una apariencia, porque la esencia capitalista seguirá imponiéndose.  Esta exigencia ya la había advertido Marx:

. TERCERA TESIS SOBRE FEUERBACH: “ La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por lo tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación distinta, olvida que son los hombres quienes cambian las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado conduce, pues, forzosamente a la división de la sociedad en dos partes una de las cuales está por encima de la sociedad. La coincidencia de la modificación de la circunstancia y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como practica revolucionaria” ( C. Marx. Tesis sobre feuerbach).(resaltado nuestro). Jaime C. Parra, en una de las ediciones de “CONSTRUCCIÓN SOCIALISTA”, comenta un artículo aparecido en el diario VEA, con el tema al respecto:

“Empresas socialistas ¿un espejismo? María de la Paz Higuera titula así su artículo del día 15 de mayo de 2010 aparecido en el diario VEA. E inicia su escrito con un párrafo afirmativo: <>.

Y el mismo día en VTV desde el estado Bolívar en un acto con trabajadores(as) de las empresas básicas, que extraen y procesan minerales, el presidente Chávez mostraba en un informe que tenía a mano que casi todas ellas muestran en la composición de sus egresos, montos significativos (superiores al 50%) en el llamado rubro otros gastos y utilidades que posiblemente van a parar a manos de capitalistas privados, que hacen contratos para estas empresas básicas, explotando mano de obra tercerizada. El presidente y los trabajadores, ven cómo salida a esta gestión liberal la conversión de las empresas básicas en un proyecto socialista bajo control obrero y ya los trabajadores empiezan a caminar en tal dirección. Hay que hacerle seguimiento a este elemento clave de la manera de gestionar socialista y a los resultados que genera.

Ya sabemos que la CVA que agrupa a un gran número de empresas  agroindustriales, debido a su poca eficacia y eficiencia socialistas, está siendo transformada en CVAL para intentar corregir su rumbo y ajustarla al objetivo de construir un área de economía socialista superior al capitalismo .

 Valdría la pena evaluar el estado de las empresas de PDVSA industrial para ver hasta qué punto el espejismo de que habla María de la Paz Higuera, se estaría viendo allí.

Lo cierto es que esta panorámica del sector industrial socialista podría estar señalando que el desarrollo de la directriz IV del PNSB (plan de desarrollo social de la nación 2012-2013), o de establecimiento de un modelo productivo socialista, o es muy incipiente o lo tiene trancado la ideología liberal (falsa conciencia) y sus personificaciones. María de la Paz culmina su artículo: <<…., el presidente Chávez y algunos de sus allegados promueven, adelantan, apoyan iniciativas de vanguardia; otros, simplemente las entregan al capitalismo, matan la esperanza y la ilusión de un pueblo, que sigue caminando en un árido desierto divisando los espejismos>>.

Pero mientras haya crítica habrá esperanza de rectificación y de realizaciones socialistas.”


4.- El caso de la Polar, en LARA, Y LA IDEOLOGIA LIBERAL BURGUESA de muchos militantes del PSUV.

Cada vez que nuestro gobierno revolucionario toma medidas que afecta intereses burgueses y abre caminos para la construcción del nuevo modelo, surge la duda, el quiebre, la ambigüedad; la inmovilidad y hasta la vergüenza de muchos que fungen de dirigentes, en defender y ser consecuentes con las medidas que toma el presidente. PORQUE PASA ESTO? Sencillamente porque no se comprende el papel que juegan los monopolios y transnacionales en la reproducción del sistema Capitalista, y desde luego, tampoco tienen claro que tipo de modelo construir, ni mucho menos como hacerlo, y además, consideran, muchos de buena fe, que eso afecta el empleo, la producción y la estabilidad del gobierno, haciéndose eco de la ideología y lógica de la burguesía y revelando una ignorancia absoluta respecto al papel de la lucha de clases en un proceso revolucionario.

La misma lógica de la ideología liberal burguesa es la que se impone al tratar el caso de los grandes centros comerciales, los mas “avanzados” llegan a afirmar que es un problema de prioridades, es decir hay otras necesidades urgentes que atender; Es cuestión de tiempos, de momentos pues;  Que sean parte del capital financiero monopólico internacional , que sustenta el actual modelo capitalista que está destruyendo  la humanidad , y que su desarrollo sea absolutamente antagónico a la construcción del socialismo no forman parte de sus argumentos, al contrario, quienes pensamos así, somos ultrosos trasnochados.  Esta es la ideología que prolifera en nuestro partido y que habrá que comenzar a evaluar a la luz de las bases programáticas y  los estatutos recién aprobados.  Vale la pena citar en primer término los objetivos estratégicos contenidos en las bases programáticas, y luego los art. 2y 3 de los estatutos.

Los objetivos estratégicos de la Revolución Bolivariana :

1. La consolidación de la Democracia Participativa y Protagónica
2. La derrota del imperialismo y toda forma de dominación extranjera
3. La construcción del Socialismo Bolivariano
Estos tres objetivos estratégicos se relacionan y condicionan recíprocamente y tienen por base la lucha de clases. En su dinámica, la lucha por consolidar la democracia participativa y protagónica implica necesariamente, por un lado, la lucha contra la vieja cultura liberal burguesa heredada de la democracia representativa, y por otro lado, para que tenga perspectivas históricas, debe formar parte de la lucha por la construcción del Socialismo Bolivariano.

Artículo 2: Propósito u objeto El propósito fundamental del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es la construcción del Socialismo Bolivariano, la lucha antiimperialista, anticapitalista y por la consolidación de la democracia bolivariana, participativa y protagónica, mediante el reconocimiento y fortalecimiento del Poder Popular. En su esencia antiimperialista tiene vocación internacionalista y por tanto de unidad y alianza con los pueblos explotados del mundo y sus movimientos populares y progresistas, a fin de acabar con el capitalismo

Artículo 3: Valores y Principios El partido se constituye como partido socialista, afirma la sociedad socialista como única alternativa para superar el sistema capitalista. Asume como fuentes creadoras los pensamientos y las obras de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora. De igual manera toma los principios del socialismo científico, el cristianismo, la teología de la liberación, todo el pensamiento universal crítico y humanista, la equidad y la igualdad de género y la obligación ética de construir un modelo respetuoso de la vida y la madre tierra que garantice la sobrevivencia de la humanidad.


5.- EL PROBLEMA DE LA CONCIENCIA SOCIALISTA Y EL PARTIDO.

La conciencia como parte de los componentes (en permanente acción reciproca) de la historia humana, en el sentido que  la conciencia socialista no es un reflejo exclusivo de una de sus partes o un producto del <> sistemático de las elites o partidos de la izquierda. Esto equivale a decir, que el elemento conciencia no se eleva por encima de la historia y tampoco es la superestructura o el reflejo mecánico de la economía y el poder. Es una de las partes integrantes de la historia, en especial cuando se convierte en conocimiento y guía transformadora de la  historia. Hay que superar la confusión que ocasiona la visión de reducir la conciencia a ser un reflejo de la realidad material.

En los debates en la sociedad italiana de principios del siglo XX, de los Antonios, Labriola y Gramsci con la teoría de los factores de Loria, que consideraba la sociedad como una suma mecánica de los factores estructura y superestructura y además definía la estructura económica como el factor fundamental en la historia y el que determinaba la superestructura política e ideológica, se explicitó lo suficiente respecto a que en Marx y Engels, la idea de estructura y superestructura, se tomaron como metáforas y no como conceptos científicos.

Gramsci y Labriola enseñaron que la obra de Marx después de 1859, que es el año en que describe en el famoso prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, la sociedad mediante las metáforas estructura (economía) y superestructuras (política, ideología y cultura), explica de forma extensa los mecanismos de fuerza, violencia, ideas y poder sin los cuales no funciona la reproducción del capital, es decir las relaciones reciprocas entre economía, política y cultura, que son contrarias a cualquier determinismo o economicismo. El mismo Engels escribiendo a Mehring en julio de 1893, reconoce que Marx y él, al insistir en derivar de los hechos económicos básicos las ideas políticas, jurídicas, etc., y los actos condicionados por ellas, se olvidaron del proceso de génesis de estas ideas. Ludovico Silva agregó y de su constitución misma

La metáfora del reflejo origina un par de problemas que los dogmáticos y pragmáticos inconsistentes no han resuelto en su práctica política, uno de lo cuales, en palabras del Che en sus Apuntes a la economía política, provocó resultados desalentadores en la URSS, nos referimos al problema que Ludovico Silva precisó así: ¿cómo nos explicaremos la evidente influencia de la ideología sobre aquellas condiciones materiales? cómo nos explicaremos que las ideologías hayan servido para mantener el statu quo material? En suma, ¿cómo nos explicaremos la influencia que sobre los hombres tienen las ideas –o mejor, los prejuicios- de los hombres? El Che apunta en su libro recién mencionado aquí:…la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significo la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo.  El segundo problema lo plantea Ludovico así: ¿Cómo se diferencia esa “ideología”  de la toma de conciencia, también “ideológica”, de las clases dominadas, que es el presupuesto de la revolución social?; Creemos que  la toma de conciencia socialista por el trabajo, ocurre al mismo tiempo que se construye socialismo y está mediada por la práctica de la gran masa de transformadores (que planifica y ejecuta progresivamente) que asumen el autogobierno de manera integral, piensan, deciden, ejecutan y evalúan su propia gestión. De no ocurrir esto, entonces no habrá toma de conciencia, el trabajo devendrá en cumplidor de órdenes que proceden desde lo alto, despuntarán nuevas URSS o nuevas reproducciones del capital a nombre del socialismo. Hay algunos que piensan que la disciplina revolucionaria se remite a esa falsa concepción de conciencia, es decir, a recibir órdenes y ejecutar tareas.

La revolución por ser un proceso en el cual tiene participación protagónica, esencialmente los sectores y clases históricamente excluidos, explotados y dominados, el conocimiento, el saber, es la columna vertebral de el mismo.

Asumir la máxima de que saber es poder y el aserto Martiano: “Ser culto para ser libre”. Por ello, para los Revolucionarios el proceso de educación liberadora debe conducir a progresivos niveles de auto organización, elaboración de políticas y ejecución de las mismas.

Mientras que para el Reformismo, la revolución no requiere de un profundo proceso de educación liberadora, la participación se promueve fundamentalmente en función de los programas asistenciales desarrollados desde el Estado; Entonces, basta con que un grupo maneje la información de las políticas que desarrolle el gobierno y maneje los recursos del mismo, para ser intermediario ante las comunidades; La organización y participación está en función del intermediario.

Y así nos vamos en las comparaciones:

Mientras el liderazgo Revolucionario se sustenta en las capacidades demostradas en la organización comunitaria, los aportes en la formación sociopolítica; en la comprensión del proceso Bolivariano y en los valores socialistas desarrollados cotidianamente en sus espacios naturales de acción.

El Reformismo: Se sustenta en el uso de los recursos del Estado y en la posibilidad que tiene de resolver necesidades inmediatas de las comunidades, y a partir de allí, crearse un entorno de seguidores.(proselitismo).

REVOLUCIONARIO: Promueve el trabajo en equipo y facilita y comparte herramientas teóricas y metodológicas para que las comunidades organizadas desarrollen sus propias soluciones y ejecuten las políticas para la transformación, en correspondencia con el proyecto socialista de la nación.

REFORMISMO: Desarrolla líneas de acción política en función de los intereses grupales e individuales; Todo gira en función de la promoción personal e individual.

REVOLUCIONARIO. Valora y comprende el papel de los intereses de clase en las luchas políticas de la sociedad.

REFORMISMO: No reconoce el carácter clasista de la sociedad, en consecuencia, no prioriza las acciones de gobierno en función de los sectores históricamente excluidos, explotados y marginados.
Considerar la sociedad socialmente homogénea, sin diferencias de clases, es no reconocer los mecanismos de extorción y explotación en el orden económico y socio cultural, por lo tanto no hay críticas, ni cuestionamiento, ni enfrentamiento con los mismos, promoviendo un falso equilibrio, una pretendida “imparcialidad”, y promotores de la “ARMONÍA” Y” LA PAZ SOCIAL”.

Se trata entonces de que el partido desarrolle una clara y consistente  línea para la formación de un nuevo militante:

Formar militantes con deberes y derechos ejercidos en las instancias legales y democráticamente constituidas; y no clientes, cuyo único deber es serle fiel al compañero que lo designó en un cargo o lo colocó en una responsabilidad importante, reproduciendo con ello, el grupalismo y las tendencias dentro del partido que no tienen nada que ver con planteamientos político-ideológicos.

Desarrollar la disciplina Revolucionaria, cualidad que se cultiva en el análisis, reflexión y evaluación permanente y sistemático del proyecto en construcción y las acciones desarrolladas en esa dirección; y no la relación obediencia- sumisión, consecuencia del clientelismo y generadora de mentalidades acríticas.
Que defina y delimite con claridad los espacios del movimiento popular, los del estado-gobierno y los del partido, y debido a ello, se pueda propiciar una cultura de la crítica-autocrítica, evaluación y control de cada una de estas instancias que evite que servidores y servidoras y militantes “se paguen y se den el vuelto”, germen de  la corrupción.

Que reconozca y respete la diversidad de formas políticas-organizativas del movimiento popular y revolucionario y evite, por un lado, la perversa concepción de tratar de tutelar y controlar burocráticamente todo, y por otro, la actitud sectaria a pensar que el proceso revolucionario se circunscribe, nace y muere en el PSUV. Los efectos negativos de esto son evidentes y explican la reciente propuesta del presidente Chávez de reconvocar el Polo Patriótico.

LO PRIMERO QUE DEBE HACER UN MILITANTE DEL PSUV; Buscar las escuelas de formacion de cuadros PARA PONERSE A ESTUDIAR.

viernes, 14 de mayo de 2010 |


Un saludo solidario y revolucionario a todos y todas quienes siguen este BlogsPot, queremos presentarles unas propuestas de como deben ser las ESCUELAS DE FORMACION DE CUADROS, estas propuestas son de Maracaibo, de meses pasados las cuales considero muy buenas para que logremos un crecimiento político acorde a nuestro partido.

Escuela de formación de cuadros

Luego de un intercambio de ideas sobre cómo debería promoverse la formación de los militantes del PSUV, concluimos en las siguientes propuestas preliminares:



  • Deben desarrollarse dos líneas curriculares para la formación de los militantes del PSUV: una línea básica de formación, obligatoria para toda la militancia (comenzando por los cuadros dirigentes); y una segunda línea curricular que se oriente a los requerimientos específicos de cada región y área de actividades de los distintos batallones del PSUV (por ejemplo, la formación de los batallones de zonas campesinas requieren elementos de formación específicos, y distintos a los batallones de las grandes ciudades; igual ocurre cuando distinguimos las áreas sociales: empresas del estado, sector estudiantil, consejos comunales, etc).
La línea básica (obligatoria) de formación debería contener, entre otros, los siguientes aspectos:



  • Venezuela y América Latina en el contexto de la globalización. Dependencia y subdesarrollo en América Latina. Los procesos de integración. Las propuestas bolivarianas: ALBA, Banco del Sur, Unasur, acuerdo militar suramericano. Estrategias del imperialismo: Plan Colombia, ALCA.
  • Desarrollo del capitalismo: liberalismo, keynesianismo, neoliberalismo.
  • Desarrollo histórico del marxismo como propuesta anticapitalista. Debate crítico sobre las experiencias del socialismo real. El socialismo del siglo XXI.
  • La crisis mundial: antecedentes, perspectivas y oportunidades.
  • Formación militar básica, tanto lo referente al uso de armas livianas, como en cuanto a teoría militar (guerra de guerrillas, guerra popular prolongada, guerra asimétrica). Inteligencia social.
  • Historia de Venezuela, haciendo énfasis en el protagonismo popular, desarrollo de la economía, trayectoria del movimiento obrero, campesino, estudiantil.
  • Proyecto Nacional Simón Bolívar.
  • La construcción del poder popular como fundamento del socialismo, tanto en lo político (consejos comunales, comunas, etc.) como en lo económico (consejos obreros y otras formas de organización).
La línea curricular específica variará de acuerdo a cada sector de trabajo de los respectivos batallones. Deberá existir una formación particular de acuerdo a estas áreas.


  • Los batallones involucrados en el impulso de los consejos comunales.
  • Batallones del sector de trabajadores en empresas públicas y privadas.
  • Batallones de la administración pública.
  • Batallones de zonas campesinas.
  • Batallones de zonas limítrofes.
  • Batallones de sectores profesionales (igualmente por cada sector social en el que actúen batallones del PSUV).
El escenario principal para la formación de los militantes del PSUV son los batallones. Esto implica que el plan de formación nacional debe diseñarse de manera de que se ejecute principalmente en el seno de cada batallón. También las circunscripciones (que agrupan a 10 batallones) deben cumplir un papel importante en este plan de formación. Deben constituirse batallones por cada sector social de actuación, superando los actuales batallones circunscritos a espacios territoriales específicos; esto implica crear batallones en el movimiento estudiantil, campesino, de trabajadores, profesionales, etc.


El plan de formación para la militancia del PSUV debe considerarse una tarea permanente, y no como parte de una coyuntura determinada. Dado que la formación de los cuadros es una tarea que nunca culmina (en la medida en que los seres humanos podemos y debemos aprender durante toda la vida), el plan de formación es también una actividad constante de los militantes y batallones. Esto no limita que se puedan establecer plazos determinados para cumplir con una serie de actividades específicas de formación.


Cuando se desarrollen actividades de formación como talleres y conferencias, las mismas deben ir acompañadas, obligatoriamente de: material escrito que sirva de apoyo al taller dictado; una o varias presentaciones audiovisuales que faciliten la comprensión de lo expuesto; la existencia de pizarrones y rotafolios que faciliten la participación de los asistentes; implementación de métodos pedagógicos que involucren a los asistentes, erradicando las clases magistrales y los métodos unidireccionales.


Esta propuesta es realizada por la Escuela de Formación Popular Nuestra América.
Roberto López Sánchez, Eduardo Ríos, Iván Galué, Carmen Alicia Hernández, Néstor Quiroz, Isaac González, Eloy Altuve, Elimer Urdaneta, Luis Medina.


EL ESTUDIO NOS DARA LA CAPACIDAD DE ENTENDER PORQUE DEBEMOS DESMONTAR EL SISTEMA CAPITALISTA Y EL ESTADO BURGUES.

¡PLORETARIADOS DEL MUNDO UNIOS¡....

jueves, 22 de abril de 2010 |



Vladimir Ilich Ulianov NACIO EL 22 DE Abril de 1870 Líder comunista ruso que dirigió la Revolución de octubre y creó el régimen comunista soviético, el alias lenin significa «el que pertenece al río Lena», en contrapartida de Georgi Plejánov que era llamado Volgin por el río Volga. Procedía de una familia de clase media de la región del Volga. Su animadversión contra el régimen zarista se exacerbó a partir de la ejecución de su hermano en 1887, acusado de conspiración. Estudió en las universidades de Kazán y San Petersburgo, en donde se instaló como abogado en 1893. Sus actividades contra la autocracia zarista le llevaron a entrar en contacto con el principal líder revolucionario ruso del momento, Plejáanov, en su exilio de Suiza (1895); fue él quien le convenció de la ideología marxista. Bajo su influencia, contribuyó a fundar en San Petersburgo la Liga de Combate por la Liberación de la Clase Obrera, embrión del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso presidido por Plejánov.
En 1897, Lenin fue detenido y deportado a Siberia, donde se dedicó al estudio sistemático de las obras de Marx y Engels y elaboró su primer trabajo sobre la aplicación del pensamiento marxista a un país atrasado como Rusia (El desarrollo del capitalismo en Rusia). Tras su liberación en 1900 partió al exilio y fundó en Ginebra el periódico Iskra («La Chispa»), en colaboración con Plejánov; por entonces publicó la obra Qué hacer (1902), en donde defendió la posibilidad de hacer triunfar en Rusia una revolución socialista con tal de que estuviera dirigida por una vanguardia de revolucionarios profesionales decididos y organizados como un ejército. En el II Congreso del Partido Socialdemócrata Ruso (1903), impuso aquellas ideas al frente del grupo radical bolchevique, que defendía su modelo de partido fuertemente disciplinado como vanguardia de la revolución que creía viable a corto plazo; en 1912 quedaría confirmada definitivamente la ruptura con la minoría menchevique de Plejánov y Martov, apegada a un modelo de partido de masas que preparara las condiciones para el triunfo de la revolución obrera a más largo plazo, pasando antes por una etapa de democracia burguesa.
En 1905 Lenin volvió a San Petersburgo para participar en la Revolución que había estallado en Rusia como consecuencia de la derrota en la Guerra Ruso-Japonesa; aunque el régimen zarista superó la crisis, Lenin consideró aquel movimiento como un «ensayo general» de la revolución socialista, del que apreció especialmente la forma organizativa espontánea de los revolucionarios rusos, como eran los sóviets o consejos populares. El fracaso de aquella revolución le obligó a exiliarse de nuevo en 1907. Luchó por atraer a sus posturas radicales a otros líderes socialistas, al tiempo que completaba un programa revolucionario de aplicación inmediata para Rusia: mezclando la herencia de Marx con la tradición insurreccionalista de Blanqui, propuso anticipar la revolución en Rusia por ser este uno de los «eslabones débiles» de la cadena capitalista, en donde un pequeño grupo de revolucionarios decididos y bien organizados podía arrastrar a las masas obreras y campesinas a una revolución, de la que saldría un Estado socialista. En El Estado y la Revolución (1917) Lenin definía ese Estado como una fase transitoria y necesaria de dictadura del proletariado, que habría de preparar el camino para el futuro comunista.
Como líder indiscutido del Partido (que en 1918 pasó a llamarse Partido Comunista), dirigió desde entonces la edificación del primer Estado socialista de la Historia. Cumplió sus promesas iniciales al apartar a Rusia de la guerra por la Paz de Brest-Litowsk (1918) y repartir a los campesinos tierras expropiadas a los grandes terratenientes. Pero, consciente del carácter minoritario de sus ideas radicales, demostrado por los resultados electorales, despreció la tradición democrática del socialismo occidental y adoptó una violenta dictadura de partido único, empleando métodos brutales de represión. Disolvió la Asamblea constituyente (1918), proscribió a la oposición y creó una policía política para perseguir a los disidentes; a escala mundial, exigió a los demás partidos socialistas fidelidad absoluta a sus directrices, provocando la escisión del movimiento obrero con la aparición en todos los países de partidos comunistas sometidos al control de una Tercera Internacional comunista (Komintern) con sede en Moscú (1919). Delegó en Trotski la organización del Ejército Rojo, con el que consiguió resistir al ataque combinado de los ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y la intervención extranjera en el curso de una larga Guerra Civil (1918-20). Una vez recuperado el control del antiguo imperio de los zares, articuló el territorio creando la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1922), a la que dotó de organización formal por la Constitución de 1923.

Guía para entender El capital.El plustrabajo. (Louis Althusser.)

lunes, 19 de abril de 2010 |

El plustrabajo existe en toda “sociedad”. En las sociedades sin clase, una vez separada la parte necesaria para la reproducción de las condiciones de producción, se reparte entre los miembros de la “comunidad” (primitiva, comunista). En las sociedades de clases, una vez separada la parte necesaria para la reproducción de las condiciones de producción, es extraído por las clases dominantes a las clases explotadas.

 En la sociedad de clases capitalista, donde, por primera vez en la historia, la fuerza de trabajo se vuelve una mercancía, el plustrabajo extraído adopta la forma del plus–valor. (...) En efecto, si la explotación capitalista (extracción del plusvalor) existe en las empresas capitalistas en las que se emplea a los obreros asalariados (y los obreros son víctimas de ella y, por lo tanto, sus testigos directos), esta explotación local existe sólo como una simple parte de un sistema de explotación generalizado que se extiende progresivamente de las grandes empresas industriales urbanas a las empresas capitalistas agrarias y luego a las formas complejas de otros sectores (artesanado urbano y rural: explotaciones “agrícolas familiares”, empleados y funcionarios, etc.) no sólo en un país capitalista, sino en el conjunto de los países capitalistas y, por último, en el resto del mundo entero (por medio de la explotación colonial directa, apoyada por la ocupación militar [colonialismo.] y la indirecta, sin ocupación militar [neocolonialismo.]).

Existe, pues, una verdadera Internacional capitalista de hecho, convertida desde fines del siglo XIX en Internacional imperialista, a la que el Movimiento obrero y sus grandes dirigentes (Marx, Lenin) respondieron con una Internacional obrera (la primera, la segunda, la tercera). Los militantes obreros reconocen este hecho en su práctica del Internacionalismo proletario. Concretamente, esto significa que los militantes obreros saben muy bien: 

1º que son explotados directamente en la empresa (unidad de producción) capitalista donde trabajan.
 
2º que no pueden mantener la lucha únicamente sobre el plano de la empresa y nada más, sino que también deben llevar la lucha al plano de su producción nacional (Federaciones sindicales de la Metalurgia, de la Construcción, de Transportes, etc.), luego al plano del conjunto nacional de las diferentes ramas de la producción (por ejemplo: Confederación general de trabajadores) y, por último, al plano mundial (por ejemplo: Federación sindical mundial). Esto en cuanto a la lucha de clase económica.

Porque el Socialismo? (Albert Einstein)

martes, 6 de abril de 2010 |

¿Debe quien no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que sí.

Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no haya diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen. El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil porque la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado. Además, la experiencia que se ha acumulado desde el principio del llamado período civilizado de la historia humana —como es bien sabido— ha sido influida y limitada en gran parte por causas que no son de ninguna manera exclusivamente económicas en su origen. Por ejemplo, la mayoría de los grandes estados de la historia debieron su existencia a la conquista. Los pueblos conquistadores se establecieron, legal y económicamente, como la clase privilegiada del país conquistado. Se aseguraron para sí mismos el monopolio de la propiedad de la tierra y designaron un sacerdocio de entre sus propias filas. Los sacerdotes, con el control de la educación, hicieron de la división de la sociedad en clases una institución permanente y crearon un sistema de valores por el cual la gente estaba a partir de entonces, en gran medida de forma inconsciente, dirigida en su comportamiento social.

Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó «la fase depredadora» del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.

En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por sí mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y —si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos— son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.

Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: «¿Por qué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?»

Estoy seguro de que hace tan solo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?

Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.

El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de estos diferentes y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto «sociedad» significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por sí mismo; pero él depende tanto de la sociedad —en su existencia física, intelectual, y emocional— que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la «sociedad» la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento; su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra «sociedad».

Es evidente, por lo tanto, que la dependencia del individuo de la sociedad es un hecho que no puede ser suprimido —exactamente como en el caso de las hormigas y de las abejas. Sin embargo, mientras que la vida de las hormigas y de las abejas está fijada con rigidez en el más pequeño detalle, los instintos hereditarios, el patrón social y las correlaciones de los seres humanos son muy susceptibles de cambio. La memoria, la capacidad de hacer combinaciones, el regalo de la comunicación oral han hecho posible progresos entre los seres humanos que son dictados por necesidades biológicas. Tales progresos se manifiestan en tradiciones, instituciones, y organizaciones; en la literatura; en las realizaciones científicas e ingenieriles; en las obras de arte. Esto explica que, en cierto sentido, el hombre puede influir en su vida y que puede jugar un papel en este proceso el pensamiento consciente y los deseos.
El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.
Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos —que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos— en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es solo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.

Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida. El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.

La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal. Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo —no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción —es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional— puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.

En aras de la simplicidad, en la discusión que sigue llamaré «trabajadores» a todos los que no compartan la propiedad de los medios de producción — aunque esto no corresponda al uso habitual del término. Los propietarios de los medios de producción están en posición de comprar la fuerza de trabajo del trabajador. Usando los medios de producción, el trabajador produce nuevos bienes que se convierten en propiedad del capitalista. El punto esencial en este proceso es la relación entre lo que produce el trabajador y lo que le es pagado, ambos medidos en valor real. En cuanto que el contrato de trabajo es «libre», lo que el trabajador recibe está determinado no por el valor real de los bienes que produce, sino por sus necesidades mínimas y por la demanda de los capitalistas de fuerza de trabajo en relación con el número de trabajadores compitiendo por trabajar. Es importante entender que incluso en teoría el salario del trabajador no está determinado por el valor de su producto.

El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas. El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática. Esto es así porque los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados de la población. Por otra parte, bajo las condiciones existentes, los capitalistas privados inevitablemente controlan, directa o indirectamente, las fuentes principales de información (prensa, radio, educación). Es así extremadamente difícil, y de hecho en la mayoría de los casos absolutamente imposible, para el ciudadano individual obtener conclusiones objetivas y hacer un uso inteligente de sus derechos políticos.

La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal: primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido. En particular, debe notarse que los trabajadores, a través de luchas políticas largas y amargas, han tenido éxito en asegurar una forma algo mejorada de «contrato de trabajo libre» para ciertas categorías de trabajadores. Pero tomada en su conjunto, la economía actual no se diferencia mucho de capitalismo «puro». La producción está orientada hacia el beneficio, no hacia el uso. No está garantizado que todos los que tienen capacidad y quieran trabajar puedan encontrar empleo; existe casi siempre un «ejército de parados». El trabajador está constantemente atemorizado con perder su trabajo. Desde que parados y trabajadores mal pagados no proporcionan un mercado rentable, la producción de los bienes de consumo está restringida, y la consecuencia es una gran privación. El progreso tecnológico produce con frecuencia más desempleo en vez de facilitar la carga del trabajo para todos. La motivación del beneficio, conjuntamente con la competencia entre capitalistas, es responsable de una inestabilidad en la acumulación y en la utilización del capital que conduce a depresiones cada vez más severas. La competencia ilimitada conduce a un desperdicio enorme de trabajo, y a esa amputación de la conciencia social de los individuos que mencioné antes.

Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.

Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males: el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros-hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.

Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere solucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?

Cuadernos de Formación Política

domingo, 14 de marzo de 2010 |

LA "EXTINCION" DEL ESTADO Y LA REVOLUCION VIOLENTA V.I. LENIN


Las palabras de Engels sobre la "extinción" del Estado gozan de tanta celebridad y se citan con tanta frecuencia, muestran con tanto relieve dónde está el quid de la adulteración corriente del marxismo por la cual éste es adaptado al oportunismo, que se hace necesario detenerse a examinarlas detalladamente. Citaremos todo el pasaje donde figuran estas palabras:


"El proletariado toma en sus manos el Poder del Estado y comienza por convertir los medios de producción en propiedad del Estado. Pero con este mismo acto se destruye a sí mismo como proletariado y destruye toda diferencia y todo antagonismo de clases, y, con ello mismo, el Estado como tal. La sociedad hasta el presente, movida entre los antagonismos de clase, ha necesitado del Estado, o sea de una organización de la correspondiente clase explotadora para mantener las condiciones exteriores de producción, y por tanto, particularmente para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión (la esclavitud, la servidumbre o el vasallaje y el trabajo asalariado), determinadas por el modo de producción existente. El Estado era el representante oficial de toda la sociedad, su síntesis en un cuerpo social visible; pero lo era sólo como Estado de la clase que en su época representaba a toda la sociedad: en la antigüedad era el Estado de los ciudadanos esclavistas; en la Edad Media el de la nobleza feudal; en nuestros tiempos es el de la burguesía. Cuando el Estado se convierta finalmente en representante efectivo de toda la sociedad, será por sí mismo superfluo. Cuando ya no exista ninguna clase social a la que haya que mantener en la opresión; cuando desaparezcan, junto con la dominación de clase, junto con la lucha por la existencia individual, engendrada por la actual anarquía de la producción, los choques y los excesos resultantes de esta lucha, no habra ya nada que reprimir ni hará falta, por tanto, esa fuerza especial de represión, el Estado. El primer acto en que el Estado se manifiesta efectivamente como representante de toda la sociedad: la toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad, es a la par su último acto independiente como Estado. La intervención de la autoridad del Estado en las relaciones sociales se hará superflua en un campo tras otro de la vida social y se adormecerá por sí misma. El gobierno sobre las personas es sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de los procesos de producción. El Estado no será 'abolido'; se extingue. Partiendo de esto es como hay que juzgar el valor de esa frase sobre el 'Estado popular libre' en lo que toca a su justificación provisional como consigna de agitación y en lo que se refiere a su falta absoluta de fundamento científico. Partiendo de esto es también como debe ser considerada la exigencia de los llamados anarquistas de que el Estado sea abolido de la noche a la mañana" ("Anti-Dühring " o "La subversión de la ciencia por el señor Eugenio Dühring", págs. 301-303 de la tercera edición alemana).


Sin temor a equivocarnos, podemos decir que de estos pensamientos sobremanera ricos, expuestos aquí por Engels, lo único que ha pasado a ser verdadero patrimonio del pensamiento socialista, en los partidos socialistas actuales, es la tesis de que el Estado, según Marx, "se extingue", a diferencia de la doctrina anarquista de la "abolición" del Estado. Truncar así el marxismo equivale a reducirlo al oportunismo, pues con esta "interpretación" no queda en pie más que una noción confusa de un cambio lento, paulatino, gradual, sin saltos ni tormentas, sin revoluciones. Hablar de "extinción" del Estado, en un sentido corriente, generalizado, de masas, si cabe decirlo así, equivale indudablemente a esfumar, si no a negar, la revolución.


Además, semejante "interpretación" es la más tosca tergiversación del marxismo, tergiversación que sólo favorece a la burguesía y que descansa teóricamente en la omisión de circunstancias y consideraciones importantísimas que se indican, por ejemplo, en el "resumen" contenido en el pasaje de Engels, citado aquí por nosotros en su integridad.


En primer lugar, Engels dice en el comienzo mismo de este pasaje que, al tomar el Poder del Estado, el proletaria do "destruye, con ello mismo, el Estado como tal". "No es uso" pararse a pensar qué significa esto. Lo corriente es ignorarlo en absoluto o considerarlo algo así como una "debilidad hegeliana" de Engels. En realidad, en estas palabras se expresa concisamente la experiencia de una de las más grandes revoluciones proletarias, la experiencia de la Comuna de París de 1871, de la cual hablaremos detalladamente en su lugar. En realidad, Engels habla aquí de la "destrucción" del Estado de la burguesía por la revolución proletaria, mientras que las palabras relativas a la extinción del Estado se refieren a los restos del Estado proletario después de la revolución socialista. El Estado burgués no se "extingue", según Engels, sino que "e s d e s t r u i d o " por el proletariado en la revolución. El que se extingue, después de esta revolución, es el Estado o semi-Estado proletario.


En segundo lugar, el Estado es una "fuerza especial de represión". Esta magnífica y profundísima definición de Engels es dada aquí por éste con la más completa claridad. Y de ella se deduce que la "fuerza especial de represión" del proletariado por la burguesía, de millones de trabajadores por un puñado de ricachos, debe sustituirse por una "fuerza especial de represión" de la burguesía por el proletariado (dictadura del proletariado). En esto consiste precisamente la "destrucción del Estado como tal". En esto consiste precisamente el "acto" de la toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad. Y es de suyo evidente que semejante sustitución de una "fuerza especial" (la burguesa) por otra (la proletaria) ya no puede operarse, en modo alguno, bajo la forma de "extinción".

En tercer lugar, Engels, al hablar de la "extinción" y -- con frase todavía más plástica y colorida -- del "adormecimiento" del Estado, se refiere con absoluta claridad y precisión a la época posterior a la "toma de posesión de los medios de producción por el Estado en nombre de toda la sociedad", es decir, posterior a a la revolución socialista.


Todos nosotros sabemos que la forma política del "Estado", en esta época, es la democracia más completa. Pero a ninguno de los oportunistas que tergiversan desvergonzadamente el marxismo se le viene a las mientes la idea de que, por consiguiente, Engels hable aquí del "adormecimiento" y de la "extinción" de la d e m o c r a c i a. Esto parece, a primera vista, muy extraño. Pero esto sólo es "incomprensible" para quien no haya comprendido que la democracia t a m b i é n es un Estado y que, consiguientemente, la democracia también desaparecerá cuando desaparezca el Estado. El Estado burgués sólo puede ser "destruido" por la revolución.

El Estado en general, es decir, la más completa democracia, sólo puede "extinguirse". En cuarto lugar, al establecer su notable tesis de la "extinción del Estado", Engels declara a renglón seguido, de un modo concreto, que esta tesis se dirige tanto contra los oportunistas, como contra los anarquistas. Además, Engels coloca en primer plano la conclusión que, derivada de su tesis sobre la "extinción del Estado", se dirige contra los oportunistas.


Podría apostarse que de diez mil hombres que hayan leído u oído hablar acerca de la "extinción" del Estado, nueve mil novecientos noventa no saben u olvidan en absoluto que Engels no dirigió solamente contra los anarquistas sus conclusiones derivadas de esta tesis. Y de las diez personas restantes, lo más probable es que nueve no sepan qué es el "Estado popular libre" y por qué el atacar esta consigna significa atacar a los oportunistas. ¡Así se escribe la Historia! Así se adapta de un modo imperceptible la gran doctrina revolucionaria al filisteísmo dominante. La conclusión contra los anarquistas se ha repetido miles de veces, se ha vulgarizado, se ha inculcado en las cabezas del modo más simplificado, ha adquirido la solidez de un prejuicio. ¡Pero la conclusión contra los oportunistas la han esfumado y "olvidado"!


El "Estado popular libre" era una reivindicación programática y una consigna corriente de los socialdemócratas alemanes en la década del 70. En esta consigna no hay el menor contenido político, fuera de una filistea y enfática descripción de la noción de democracia. Engels estaba dispuesto a "justificar", "por el momento", esta
consigna desde el punto de vista de la agitación, por cuanto con ella se insinuaba legalmente la república democrática. Pero esta consigna era oportunista, porque expresaba no sólo el embellecimiento de la democracia burguesa, sino también la incomprensión de la crítica socialista de todo Estado en general. Nosotros somos partidarios de la república democrática, como la mejor forma de Estado para el proletariado bajo el capitalismo, pero no tenemos ningún derecho a olvidar que la esclavitud asalariada es el destino reservado al pueblo, incluso bajo la república burguesa más democrática. Más aún. Todo Estado es una "fuerza especial para la represión" de la clase oprimida. Por eso, todo Estado ni es libre ni es popular. Marx y Engels explicaron esto reiteradamente a sus camaradas de partido en la década del 70.


En quinto lugar, en esta misma obra de Engels, de la que todos citan el pasaje sobre la extinción del Estado, se contiene un pasaje sobre la importancia de la revolución violenta. El análisis histórico de su papel lo convierte Engels en un verdadero panegírko de la revolución violenta. Esto "nadie lo recuerda". Sobre la importancia de este pensamiento, no es uso hablar ni siquiera pensar en los partidos socialistas contemporáneos estos pensamientos no desempeñan ningún papel en la propaganda ni en la agitación cotidianas entre las masas. Y, sin embargo, se hallan indisolublemente unidos a la "extinción" del Estado y forman con ella un todo armónico.

He aquí el pasaje de Engels:


". . . De que la violencia desempeña en la historia otro papel [además del de agente del mal], un papel revolucionario; de que, según la expresión de Marx, es la partera de toda vieja sociedad que lleva en sus entrañas otra nueva; de que la violencia es el instrumento con la ayuda del cual el movimiento social se abre camino y rompe las formas políticas muertas y fosilizadas, de todo eso no dice una palabra el señor Dühring. Sólo entre suspiros y gemidos admite la posibilidad de que para derrumbar el sistema de explotación sea necesaria acaso la violencia, desgraciadamente, afirma, pues el empleo de la misma, según él, desmoraliza a quien hace uso de ella. ¡Y esto se dice, a pesar del gran avance moral e intelectual, resultante de toda revolución victoriosa! Y esto se dice en Alemania, donde la colisión violenta que puede ser impuesta al pueblo tendría, cuando menos, la ventaja de destruir el espíritu de servilismo que ha penetrado en la conciencia nacional como consecuencia de la humillación de la Guerra de los Treinta años. ¿Y estos razonamientos turbios, anodinos, impotentes, propios de un párroco rural, se pretende imponer al partido más revolucionario de la historia?" (Lugar citado, pág. 193, tercera edición alemana, final del IV capítulo, II parte).


¿Cómo es posible conciliar en una sola doctrina este panegírico de la revolución violenta, presentado con insistencia por Engels a los socialdemócratas alemanes desde 1878 hasta 1894, es decir, hasta los últimos días de su vida, con la teoría de la "extinción" del Estado? Generalmente se concilian ambos pasajes con ayuda del eclecticismo, desgajando a capricho (o para complacer a los detentadores del Poder), sin atenerse a los principios o de un modo sofístico, ora uno ora otro argumento y haciendo pasar a primer plano, en el noventa y nueve por ciento de los casos, si no en más, precisamente la tesis de la "extinción". Se suplanta la dialéctica por el eclecticismo: es la actitud más usual y más generalizada ante el marxismo en la literatura socialdemócrata oficial de nuestros días. Estas suplantaciones no tienen, ciertamente, nada de nuevo; pueden observarse incluso en la historia de la filosofía clásica griega. Con la suplantación del marxismo por el oportunismo, el eclecticismo presentado como dialéctica engaña más fácilmente a las masas, les da una aparente satisfacción, parece tener en cuenta todos los aspectos del proceso, todas las tendencias del desarrollo, todas las influencias contradictorias, etc., cuando en realidad no da ninguna noción completa y revolucionaria del proceso del desarrollo social.


Ya hemos dicho más arriba, y demostraremos con mayor detalle en nuestra ulterior exposición, que la doctrina de Marx y Engels sobre el carácter inevitable de la revolución violenta se refiere al Estado burgués. Este no puede sustituirse por el Estado proletario (por la dictadura del proletariado) mediante la "extinción", sino sólo, por regla general, mediante la revolución violenta. El panegírico que dedica Engels a ésta, y que coincide plenamente con reiteradas manifestaciones de Marx (recordaremos el final de "Miseria de la Filosofía" y del "Manifiesto Comunista" con la declaración orgullosa y franca sobre el carácter inevitable de la revolución violenta; recordaremos la crítica del Programa de Gotha, en 1875, cuando ya habían pasado casi treinta años, y en la que Marx fustiga implacablemente el oportunismo de este programa), este panegírico no tiene nada de "apasionamiento", nada de declamatorio, nada de arranque polémico. La necesidad de educar sistemáticamente a las masas en esta, precisamente en esta idea sobre la revolución violenta, es algo básico en toda la doctrina de Marx y Engels. La traición cometida contra su doctrina por las corrientes socialchovinista y kautskiana hoy imperantes se manifiesta con singular relieve en el olvido por unos y otros de esta propaganda, de esta agitación.


La sustitución del Estado burgués por el Estado proletario es imposible sin una revolución violenta. La supresión del Estado proletario, es decir, la supresión de todo Estado, sólo es posible por medio de un proceso de "extinción".


Marx y Engels desarrollaron estas ideas de un modo minucioso y concreto, estudiando cada situación revolucionaria por separado, analizando las enseñanzas sacadas de la experiencia de cada revolución. Y esta parte de su doctrina, que es, incuestionablemente, la más importante, es la que pasamos a analizar.