Mensaje del Cmdte Presidente Hugo Chávez a la CELAC 28 de Enero 2013

lunes, 28 de enero de 2013 |

MENSAJE DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA HUGO CHÁVEZ FRÍAS A LA  CUMBRE DE LA COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS

Hermanas y hermanos:

En nombre del Pueblo de Venezuela, reciban un fervoroso saludo bolivariano junto con el vivo testimonio de hermandad hacia cada uno de los Pueblos de la Patria Grande. En realidad y en verdad, lamento no poder acudir a esta cita en Santiago de Chile. Como es del conocimiento de todas y todos ustedes, desde diciembre del año pasado estoy batallando nuevamente por mi salud en la Cuba revolucionaria y hermana. Por eso, estas líneas son la manera de hacerme presente en esta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños; son la manera de reafirmar, hoy más que nunca, el compromiso vivo y activo de Venezuela con la causa histórica de la Unión.

Imposible no sentir a Simón Bolívar palpitando entre nosotros en esta Cumbre de la Unidad. Imposible no evocar a Pablo Neruda, a Pablo de Chile y de América, en esta tierra y en este presente de Patria Grande del que estamos hechos: Libertador, un mundo de paz nació en tus brazos./ La paz, el pan, el trigo de tu sangre nacieron,/ de nuestra joven sangre venida de tu sangre/ saldrán paz, pan y trigo para el mundo que haremos.

Bolívar, siempre Bolívar. En este 2013 estamos conmemorando el Bicentenario de la Campaña Admirable: 200 años de aquella prodigiosa gesta bolivariana. El 14 de mayo de 1813 un Ejército de neogranadinos y venezolanos partió desde Cúcuta al mando del entonces Brigadier Simón Bolívar, avanzando con una prodigiosa rapidez, combatió y venció en Niquitao, Los Horcones y Taguanes para liberar el centro y el occidente de Venezuela, entrando triunfalmente el 6 de agosto de aquel año de gloria en Caracas. La victoria militar de los patriotas tuvo una trascendente consecuencia política: el nacimiento de la II República de Venezuela.

Por eso con un recuerdo vivo, quiero compartir con ustedes una certeza: gracias a la CELAC ya nos vamos pareciendo a todo lo que una vez fuimos y a todo lo que quisimos ser pero nos fue arrebatado; nos vamos pareciendo a la Pachamama, a la cintura cósmica del Sur, a la reina de las Naciones y la madre de las Repúblicas.

El espíritu de la unidad ha vuelto con toda su fuerza; es el espíritu de nuestros Libertadores y Libertadoras que ha reencarnado en los Pueblos de Nuestra América Latino Caribeña; es el espíritu en el que confluyen muchas voces para hablar con una sola voz. Fue el entrañable espíritu de la Cumbre de América Latina y del Caribe que le dio nacimiento a la CELAC en Caracas; es el entrañable espíritu de esta Cumbre en Santiago de Chile.

Desde aquel diciembre de 2011, cuando fundamos en Caracas la CELAC, los acontecimientos mundiales no han hecho más que ratificar la extraordinaria importancia del gran paso hacia adelante que dimos. Ahí está la crisis golpeando a EEUU y a Europa y arrojando a la miseria a miles de seres humanos. Miles de mujeres, hombres, niñas y niños han perdido sus casas, sus empleos, su seguridad social, sus más elementales derechos. Mientras que EEUU y Europa, parafraseo al eminente filósofo Ernesto Laclau, están cometiendo un suicidio colectivo, nosotros estamos capeando el temporal, y lo vamos a capear definitivamente. Somos, hoy por hoy, ejemplo para el mundo de unidad en la diversidad, en función de la justicia, el bienestar social y la felicidad.

A un año y casi dos meses de su constitución en Caracas, la CELAC ha sabido plantarse con un carácter y una personalidad bien definidas, lejos de cualquier dictamen o pretensión ajena a sus principios y postulados. Hoy más que nunca podemos decir que cuando afirmamos que hemos reemprendido real y verdaderamente El Camino De Nuestros Libertadores, lema que identifica a esta Comunidad, no estábamos haciendo una retórica y vana declaración. Ahora bien, tan trascendente lema exige que lo llenemos cada día de más y más contenido histórico, político, económico y social.

Por eso hoy ratificamos la denuncia y la condena del vergonzoso bloqueo imperial a la Cuba martiana y revolucionaria; la continua colonización y, ahora, la militarización progresiva de las Islas Malvinas, ambos hechos son violatorios de todas las resoluciones que ha emitido ONU para salvaguardar los derechos de los Pueblos cubano y argentino, pero sin voluntad alguna de parte de este organismo supranacional para hacerlas cumplir. La justicia está incontestablemente del lado de Cuba y de la Argentina. Si somos una Nación de Repúblicas, nuestra soberanía es la de toda la Patria Grande, y debemos hacerla respetar.

Cuando resuena el fúnebre sonido de los tambores de la guerra en el mundo, cuánto valor tiene que los Estados de América Latina y el Caribe estemos creando una zona de paz donde se respete celosamente el derecho internacional y se reivindique la solución política y negociada de los conflictos. Tenemos el deber de anteponer a la lógica de la guerra una cultura de la paz, sustentada en la justicia y en la igualdad.

La CELAC es el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de nuestra historia contemporánea. Tenemos todo el derecho de sentirnos orgullosos: la Nación de Repúblicas, como la llamaba el Libertador Simón Bolívar, ha comenzado a perfilarse como una hermosa y feliz realidad.

Cómo no recordar, otra vez, la voz de Neruda cuando nos dice desde su memorable poema Alturas de Machu Picchu: Sube a nacer conmigo, hermano. Subamos, hermanas y hermanos, porque ha llegado la hora de nacer de nuevo, con toda la memoria y todo el porvenir iluminando el presente.

Los sagrados propósitos, las relaciones fraternas, y los intereses comunes que unen entre sí a las Repúblicas de Nuestra América Latino Caribeña, tienen en la CELAC una base fundamental no sólo para garantizar la estabilidad de los Gobiernos que nuestros Pueblos se han dado, sino la soberanía y, digámoslo con Jorge Luis Borges, la perpetuidad de cada una de nuestras Patrias.

Largo y difícil ha sido nuestro común transitar desde que nos enfrentamos al imperio español en el siglo XIX. Y la lucha por la Independencia, la lucha que hoy continúa, estuvo ligada indisolublemente ligada, en el pensamiento y la acción de nuestros Libertadores y Libertadoras, a la lucha por la unidad; por la construcción de la Patria Grande sobre los más sólidos cimientos. Recordemos a Bolívar: Una sola debe ser la patria de todos los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfecta unidad. Pero las oligarquías le cerraron el paso al proyecto histórico unitario, y el costo todavía lo estamos pagando. Tiene razón el escritor argentino Norberto Galasso: Lo que pudo ser la victoria de la Patria Grande se convirtió en las veinte derrotas de las patrias chicas. Esta historia no debe repetirse. Pongo toda mi convicción al reiterar unas palabras que dije en Caracas el histórico 2 de diciembre de 2011 al nacer la CELAC: ¡O somos una Patria, o no seremos Patria! ¡O hacemos la única Patria Grande, o no habrá Patria para nadie en estas tierras!

Cómo no reconocernos en estas palabras que el Libertador Bernardo O'Higgins, el gran discípulo del inmenso Francisco de Miranda, le escribiera a Bolívar en 1818: La causa que defiende Chile es la misma en que se hallan comprometidos Buenos Aires, la Nueva Granada, México y Venezuela, o, mejor diríamos, es la de todo el continente de Colombia.

Todo cuanto hagamos por la unidad no sólo estará justificado por la historia sino que además se convertirá en el más luminoso legado que podamos dejarles a las nuevas generaciones. Igualmente, estaremos honrando activamente la memoria de nuestros Libertadores y Libertadoras. En la CELAC, como quería Bolívar, hemos vuelto a ser una sola Patria.

Quiero evocar con ustedes unas palabras del sabio Andrés Bello, tan entrañablemente chileno como venezolano, quien no sólo fue el pionero del Derecho Internacional en Nuestra América, sino, también, el primer jurista en el mundo en darle cuerpo doctrinal a los organismos multilaterales de integración y unidad. Desde el siglo XIX, este gran forjador de nuestra Independencia intelectual nos sigue marcando el camino: La tendencia del siglo que vivimos es a multiplicar los puntos de contacto entre los pueblos, a unirlos, a fraternizarlos, a hacer de todo el género humano una sola familia. Resistir esa tendencia es descender en la escala de la civilización. Mi convicción es que la tendencia del siglo XXI debe ser la misma que la enunciada, con tanta lucidez, por Bello.

La gran política tiene en la CELAC un sólido espacio para su realización. Se ha puesto elocuentemente de manifiesto que Nuestra América Latino Caribeña es capaz de verse y pensarse a sí misma y al mundo con plena autonomía, y de actuar conjuntamente.

La gran política supone un aprendizaje permanente: es aprender a convivir con nuestras diferencias, aceptarlas y procesarlas, buscando siempre la mejor manera de complementarnos. La gran política impide que la intriga nos divida. No olvidemos aquella dolorosa advertencia de Bolívar: Más hace un intrigante en un día que cien hombres de bien en un mes.

Pero estoy persuadido de que, en esta hora estelar de nuestra historia, fracasarán quienes intenten desviarnos; que prevalecerá, lo digo con Bolívar, el bien inestimable de la unión; que el monroísmo desaparecerá definitivamente como instrumento de opresión, dominación y desunión en este lado del mundo.

Estas iluminadoras palabras, en una línea claramente bolivariana, del gran pensador argentino Jorge Abelardo Ramos en su Historia de la Nación Latinoamericana (1968), deben llamarnos a la reflexión: El subdesarrollo como dicen ahora los técnicos o científicos sociales, no posee un carácter puramente económico o productivo. Reviste un sentido intensamente histórico. Es el fruto de la fragmentación latinoamericana. Lo que ocurre, en síntesis, es que existe una cuestión nacional sin resolver. América Latina no se encuentra dividida porque es "subdesarrollada" sino que es "subdesarrollada" porque está dividida. El subdesarrollo es hijo de la división, y, por eso mismo, es decisivo resolver la cuestión nacional nuestroamericana en los próximos años. Hoy contamos con todas las condiciones objetivas y subjetivas para hacerlo.

Queridos hermanos y hermanas:

Me voy a detener brevemente en algunos puntos de la agenda de la CELAC. Dejo otros por fuera para no alargar más este mensaje.

Pienso que es del todo decisivo darle el más riguroso cumplimiento a dos grandes compromisos sociales, incluidos dentro del Plan de Acción de Caracas, para que la CELAC tenga valor de existencia para nuestros Pueblos: hablo del desarrollo del Programa Latinoamericano y Caribeño de Alfabetización y del Programa Latinoamericano y Caribeño de Erradicación del Hambre.

La única respuesta a la crisis que han encontrado los países del Primer Mundo ha sido el recorte del gasto social y de la inversión pública. Desde la CELAC, nosotros podemos sostener el crecimiento económico con una fuerte inversión social, acordando una agenda común para la igualdad y para el reconocimiento al derecho universal que tiene cada uno de nuestros ciudadanos, sin exclusión, a recibir salud y educación gratuitas.

Igualmente, urge consensuar acuerdos que nos permitan crear y llevar adelante una agenda energética común. Contamos con una fortaleza, de entrada, para enfrentar el panorama extremo de un mundo donde las fuentes energéticas tienen sus días contados. Ingentes son los recursos de la región: sólo tenemos que crear políticas adecuadas que estén a la altura de los dones que la naturaleza nos ha prodigado. Allí está la experiencia exitosa de PETROCARIBE para demostrar que sí es posible construir una alianza energética con base en la reciprocidad.

Quiero parafrasear a Bolívar: lo que hemos hecho es apenas un preludio de la gran tarea a cumplir para consolidar a nuestra CELAC. Nunca antes habíamos contado con un escenario tan apropiado. Multipliquemos los efectos sensibles y los esfuerzos bien dirigidos, lo digo con Bolívar, para convertir a la CELAC en centro de irradiación del nuevo sistema de unión de los países de América Latina y el Caribe.

Queridos Jefes de Estado y de Gobierno:

Nos hemos comprometido en darle todo el apoyo a Cuba que ocupa, a partir de esta Cumbre de Santiago, la Presidencia Pro Témpore de nuestra Comunidad. Es un acto de justicia luego de más 50 años de resistencia al criminal bloqueo imperial. América Latina y el Caribe le están diciendo a Estados Unidos con una sola voz que todos los intentos por aislar a Cuba han fracasado y fracasarán.

Quiso el azar, y así quedara en la historia, que precisamente el día de hoy, en que Cuba asume la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, se conmemoren 160 años del nacimiento del apóstol de la independencia Cubana, y uno de los más grandes bolivarianos de todos los tiempos: José Martí.

Sus proféticas palabras aun resuenan: "pueblo y no pueblos, decimos de intento, por no parecernos que hay más que uno del bravo a la Patagonia. Una ha de ser, pues que lo es. América, aun cuando no quisiera serlo; y los hermanos que pelean, juntos al cabo de una colosal nación espiritual, se amarán luego."

Ha llegado el tiempo de ese amor de Martí, de ese amor de Bolívar, el amor nuestroamericano.

Por eso, desde mi corazón bolivariano, hago votos por el rotundo éxito de esta Cumbre de la CELAC. Aquí en La Habana estaré pendiente de su desarrollo. Con toda la luz de la Patria Grande que irradia hoy con más fuerza en Santiago de Chile, vaya un infinito y fraterno abrazo para todas y todos.

 

Hugo Chávez Frías

Presidente de la República Bolivariana de Venezuela

¡Hasta la Victoria Siempre! 

 

Carta de apoyo de la Via Campesina a UNORCA

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Al Gobierno de México

A los medios de comunicación en México y el Mundo

A la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA)

Jakarta, 28 de Enero de 2013

Como Coordinador Global de La Vía Campesina, el movimiento campesino mundial, les escribo para comunicar mi apoyo total a mis hermanos y hermanas dirigentes campesinos en México, quienes están protestando para parar la aprobación inminente de parte del Gobierno de México, de la siembra comercial en gran escala del maíz transgénico. Desde Miercoles 23 de enero, están haciendo plantón y huelga de hambre frente al Monumento del Ángel, símbolo de la independencia de España. Ahora luchan en contra de una nueva forma de colonialismo.

Con nuestra presencia en mas de 70 países alrededor del mundo, hemos visto, en La Vía Campesina, la verdad detrás de las mentiras de Monsanto y otras empresas transnacionales cuando promuevan los supuestos beneficios de las semillas transgénicas. Hemos sido testigo de cómo el fracaso de estas semillas ha conducido a suicidios campesinos en masa en la India, y han hecho que comunidades enteras en Filipinas y en Paraguay han caído enfermas. Ahora quieren contaminar al centro de origen de uno de los cultivos alimenticios mas importantes de toda la humanidad. De buena fe no podemos permitir que esto acontece, ya que podría colocar en riesgo a la soberanía alimentaria de la humanidad.

Hago un llamado al Gobierno de México, para que rechazan la siembra comercial de maíz transgénico, cancelan los permisos ya otorgados para siembras piloto y experimentales, y derogan las leyes neoliberales de semillas y bioseguridad que han abierto las puertas a los transgénicos en México.

Estoy de pie junto a mis hermanos y hermanas de la UNORCA en su defensa de la humanidad y de la Madre Tierra.

Henry Saragih

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La Via Campesina

CHÁVEZ ES MANDATO DEL PUEBLO! (Norberto Bacher)

domingo, 6 de enero de 2013 |


Con la designación e instalación de la nueva Directiva de la Asamblea Nacional en las próximas
horas, seguramente encabezada por su Presidente actual, el camarada Diosdao Cabello,
comenzará a cerrársele a la derecha local la posibilidad de generar conflictos institucionales
artificiales para escamotearle a la Revolución los dos victorias electorales estratégicas que
el pueblo le ha dado, primero en las presidenciales del 7 O e inmediatamente en la de
gobernadores.

Está a la vista que una derecha gravemente escorada después de esa seguidilla de derrotas
contundentes, intenta utilizar la coyuntura de la enfermedad del Comandante Chávez para
forzar su salida de la Presidencia, objetivo que vienen buscando sin resultado desde que la
asumió por primera vez en 1999, tanto por la vía del golpe de Estado como por la electoral.
Ahora esperan encontrar en la incertidumbre de la biología lo que la política les viene negando
desde hace 14 años: salir de Chávez.

Embarcados en esta suerte de fuga de su propia crisis, distintos voceros de la derecha
comenzaron a hacer interpretaciones interesadas y amañadas de los contenidos de los
artículos constitucionales 231 al 235, que establecen las diversas alternativas en casos de
ausencia del Presidente. El recurso de una lectura retorcida del texto constitucional apunta
a que la Asamblea Nacional declare lo antes posible la ausencia absoluta del Presidente y se
habilite una nueva elección presidencial en treinta días. La derecha cree que por esta vía le
caerá en sus manos una inesperada segunda oportunidad para asaltar la dirección del país.

El batifondo de interpretaciones leguleyas que la derecha está realizando en las cadenas
mediáticas locales e internacionales – como era previsible con la ayuda de una vocera del
Departamento de Estado yanqui – no le alcanzará para forzar esa salida. Ni en la Asamblea, ni
en la calle, ni en los mandos militares, tienen la fuerza suficiente como para torcer la decisión
del pueblo. Tampoco las fuerzas de la Revolución se lo van a permitir. Lo dejó en claro en una
reciente entrevista el Vicepresidente, camarada Nicolás Maduro.

Porque la democracia real es mucho más que el respeto y apego a las normas constitucionales.
Es antes que nada legitimidad política, es decir respeto irrestricto a la voluntad del pueblo
libremente expresada. Y si alguien tiene legitimidad política es el gobierno de Hugo Chávez.
No sólo porque ganó todas sus elecciones por un margen amplísimo, sino, antes que nada,
porque siempre ha convocado al pueblo a votar un programa, un proyecto, del cual nunca se
apartó, siempre mantuvo con firmeza – a pesar de contingencias coyunturales – la fidelidad
a los lineamientos programáticos. No ha sido distinto en la reciente elección presidencial:
el pueblo no sólo fue convocado a ratificar al Presidente Chávez sino a ratificar un programa
de transición al socialismo, a darle continuidad al Plan Nacional Simón Bolívar a través del
Programa de la Patria.

Nadie puede decir que desconocía la propuesta programática a la cual lo convocó Chávez.
Por eso entre el período presidencial que está terminando estos días y el que se iniciará el
día 10 no hay ninguna transición. Por el contrario, hay una continuidad absoluta, no sólo en

la personalidad de quién encabeza el gobierno sino en el programa a realizar, el programa de
la Revolución. La mayoría del pueblo votó para asegurar esa continuidad. Ningún formalismo
jurídico puede desconocer ese veredicto inapelable del pueblo. Respetar ese mandato es
lo que da legitimidad política, base y sustento de cualquier proceso democrático. Por cierto
legitimidad cada vez más difícil de encontrar en las democracias burguesas, donde – a
diferencia de lo que hace Chávez – los electos se sienten liberados del cumplimiento de sus
compromisos previos, si es que acaso asumen alguno.

Hasta tanto Chávez regrese a sus tareas, la garantía de cumplimiento del mandato popular es
el equipo de gobierno que él designó, con Maduro al frente. Si más adelante las circunstancias
determinasen que el Comandante no pudiese volver a sus tareas – circunstancia que ahora
no están dadas – entonces sería necesario una revalidación del mandato popular en los
términos exigidos por la Constitución. Para ese supuesto, las fuerzas de la Revolución también
están mejor preparadas que las de la derecha: tienen un programa que se está ejecutando,
tienen una estructura política y tienen un candidato alternativo designado por Chávez
para enfrentarla y asegurar la continuidad del proceso revolucionario en el gobierno de la
República.

Una fortaleza del campo revolucionario que no es desdeñable, aunque puedan señalarse
múltiples debilidades y contradicciones. Fortaleza que se dimensiona mejor si se compara con
la evolución interna del propio proceso revolucionario. Valga recordar que al comenzar Chávez
su segundo mandato en 2006, a pesar de haberle ganado en aquella oportunidad al candidato
de la derecha, Rosales, con una diferencia porcentual mayor que en la elección última,
difícilmente se hubiera podido sostener el gobierno sin su participación directa y cotidiana.

Ahora las perspectivas son otras. El tramo recorrido desde entonces permitió afianzar un
equipo que asegure por un período las funciones de gobierno, aunque la Revolución es mucho
más que gobernar correctamente.

Aunque la fortaleza de la Revolución contrasta con la crisis política que cruza a la derecha,
no puede olvidarse que ésta sigue siendo una amenaza para el proceso revolucionario, no
sólo por su influencia cultural a través de los medios masivos de desinformación, sino porque
sus raíces más profundas se nutren del imperialismo y de la burguesía local, que aunque en
retroceso todavía controla gran parte de la estructura económica y financiera del país.

El cambio estructural y cultural que implica una revolución aún está en sus comienzos. Y allí
es donde resalta el papel del Comandante como estratega de la revolución, como factor de
unidad de las múltiples fuerzas sociales que hacen posible la Revolución Bolivariana en un
camino de transición al socialismo que no reconoce antecedentes históricos y como principal
impulsor de la autocrítica, que es inseparable de toda acción revolucionaria.

Uno de los desafíos que enfrenta el proceso revolucionario es que esas fuerzas sociales que
lo sostienen, trabajadores, comunidades, campesinos, intelectuales, etc, puedan consolidar
su expresión política en un liderazgo colectivo. Era una necesidad antes de la enfermedad de
Chávez; sigue siendo una exigencia de este momento.

La derecha derrotada está preocupada por recuperar el gobierno mediante un golpe de mano
"institucional" para acabar con la Revolución. Las mujeres y hombres que votamos por Chávez
estamos preocupados por sostener al equipo de gobierno designado por Chávez, hasta que el
Comandante se recupere para cumplir su papel dirigente en la Revolución.

Se equivoca la derecha si cree que podrá forzar una nueva elección presidencial mientras
el Comandante se recupera. Se equivoca la derecha si se ilusiona con ganarle al candidato
alternativo designado por Chávez, si llegase esa instancia. Se equivoca la derecha si sueña con
que la Revolución colapsará por las contradicciones internas de sus fuerzas.

Se equivoca la derecha si se sigue engañando con que el voto del pueblo a Chávez es sólo
un voto carismático, un voto a la indudable identificación del Comandante con la mujer y el
hombre sencillo. Se equivoca la derecha si persiste en desconocer que de la mano de Chávez
se desarrolló la conciencia democrática, antiimperialista y socialista del pueblo que lo vota. El
carisma es intransferible; el programa es una construcción colectiva que el pueblo ya tomó en
sus manos y no está dispuesto a abandonar.

Viviremos y venceremos !!!



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Carlos R. Roldan C.
Coordinador de la Comision de Movimientos Sociales y Poder Popular
Equipo Politico Municipal PSUV Palavecino
Corriente Revolucionaria Radical y Socialista del PSUV 
Fundacion Revolucionaria PACHAKUTIC