Vietnam, un país diez veces más hermoso

viernes, 10 de diciembre de 2010 |


 

Vietnam, un país diez veces más hermoso

HÉCTOR RODRÍGUEZ LLOMPART

El 2 de diciembre de 1960 se acordó el establecimiento de relaciones entre los gobiernos de Cuba y Vietnam. Ese mismo día se suscribieron los Convenios Comercial y de Pagos y el Acuerdo de Cooperación Cultural y Científico-Técnica, que sentaron las bases legales para el desarrollo de las relaciones entre ambos países.


Rodríguez Llompart pasa revista a un destacamento del Ejército Popular vietnamita.


Estos instrumentos fueron suscritos por el ministro Nguyen Khang y el subsecretario del Ministerio de Estado de la República de Cuba, responsabilidad en la que me desempeñaba entonces. Por la parte vietnamita se encontraban presentes el primer ministro Pham van Dong y el ministro de Comercio Pham Anh.

Han transcurrido 50 años desde que en una fría mañana a finales de noviembre de 1960, encontrándonos en Beijing, el Comandante Ernesto Guevara me designó para presidir una delegación que integraron, además, el Comandante Eddy Suñol y el compañero Raúl Maldonado, para viajar a Hanoi con el objetivo de establecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y Vietnam.


El pueblo demostró su admiración por la recién triunfante Revolución cubana.

Tuve el privilegio de haber sido testigo del comienzo y desarrollo de la más hermosa amistad entre dos países hermanos.

De aquella primera visita recuerdo la sorpresa que experimenté al tener que pasar revista a un destacamento del Ejército Popular. Después, la imborrable impresión de ver, durante el recorrido hasta nuestra residencia, a todo un pueblo que nos aclamaba por ser representantes de la recién triunfante Revolución que tanto ellos admiraban.

Inolvidable fue escuchar la explicación que el legendario general Nguyen Giap nos dio frente a una maqueta, sobre el desarrollo y la victoria en la batalla de Dien Bien Phu contra el colonialismo francés.

En 1973 integré la delegación que presidió el Comandante en Jefe Fidel Castro que visitó Hanoi y el escenario de la guerra en el Sur de Vietnam.

Cuba fue el primer país en reconocer al Frente Nacional de Liberación (FNL) de Vietnam del Sur y el Comandante en Jefe fue el único Jefe de Estado en visitar las zonas liberadas del Sur.

Entre las muchas emociones estuvo el hecho de que al regresar hacia el norte vimos a un lado del camino varias niñas y niños que yacían heridos por las granadas antipersonales lanzadas por la aviación norteamericana y que estallaban al ser pisadas, mientras otros de igual edad continuaban laborando en los mismos campos.

En ese momento Fidel ordenó detener la caravana y con su extraordinaria sensibilidad, indicó a los médicos cubanos atender a los heridos e inclusive que los acompañaran hasta un lugar de asistencia médica cuando fueran recogidos.

En el viaje hacia y desde el sur, por aire y por tierra, era impresionante ver la destrucción ocasionada a aquel país por la maquinaria de guerra yanki, incluida su pobre infraestructura, terraplenes llenos de cráteres causados por las bombas lanzadas desde los bombarderos norteamericanos, que vietnamitas rellenaban con canastas llenas de piedras y tierra; mientras que soldados a pie y en bicicletas pasaban cargados de sacos de arroz y pertrechos marchando en largas filas hacia los frentes de guerra.

Contemplando aquella impactante realidad era fácil llegar a la conclusión que nada podría el todopoderoso imperio yanki contra la voluntad de victoria de aquel heroico pueblo.

Finalmente el imperio fue derrotado y el pueblo vietnamita venció y se unificó.

Obtuvo su independencia y la libertad preservando su dignidad al precio de cuatro millones de muertos, otra elevadisíma cifra de inválidos, de una inmensa destrucción material y del atraso económico frente a otras naciones.

La solidaridad y el apoyo de Cuba fueron irrestrictos, sintetizados en la frase de Fidel: "Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre". Baste señalar como ejemplo, que luchando contra el bloqueo y limitaciones de todo tipo, Cuba donó a Vietnam desde 1960 a 1980 la cifra de 775 600 toneladas de azúcar.

Admira conocer que la economía de Vietnam en la actualidad es una de las de más rápido desarrollo en el mundo, haciendo a su pueblo el primer beneficiario de estos éxitos, lo que les ha permitido liquidar el analfabetismo, lograr una baja tasa de mortalidad infantil, llevar a cifras mínimas el nivel de pobreza y elevar sustancialmente el nivel de vida de su población.

Con una población joven, con el 50% menor de 25 años, niveles de desempleo muy bajos y con el 65% empleada en el sector agrícola, Vietnam es hoy el segundo exportador mundial de arroz y de caucho, tercero en café y primero en pimienta.

En lo que a las relaciones con Cuba se refiere, el intercambio comercial entre los dos países ha crecido a niveles importantes, superando los 300 millones de dólares anuales. Empresas conjuntas de los dos países trabajan exitosamente. Se desarrolla con éxito el Programa de Cooperación para la producción de arroz en Cuba.

El avance de Vietnam en las áreas de alta tecnología le permite trabajar en lo que a la cooperación con Cuba se refiere, en proyectos de inversión en sectores de la informática, la electrónica y en la exploración mediante contratos para la extracción de petróleo en las Zonas Económicas Exclusivas del Golfo de México.

Estas realidades permitieron afirmar en la Declaración Conjunta cubano vietnamita suscrita en junio del 2007, por el Segundo Secretario del Partido Comunista de Cuba, Raúl Castro Ruz, y el Secretario General del Partido Comunista de Vietnam, Nong Duc Manh, que "las relaciones entre los partidos y pueblos de Cuba y de Vietnam son cada día más sólidas y fraternales".

Hasta aquí queríamos mostrar, aunque fuera en un pálido reflejo, la pujanza y los logros de aquel país que en 1973 a nuestros ojos se mostraba totalmente destruido.

Al hacerlo, es necesario evocar a aquel político y patriota ejemplar, a aquel joven maestro Nguyen Ai Qvoc que para ganarse la vida tuvo que trabajar como pinche de cocina y marinero; que fue capaz de fundar los partidos comunistas de Indochina y de Vietnam y figurar también entre los fundadores del Partido Comunista Francés, aquel cuya estatura intelectual y política le permitió pasar a la posteridad para orgullo y honor de su pueblo y para bien de la humanidad con el nombre de Ho Chi Minh; el que avizoró que "Vietnam será libre, independiente y soberano; el enemigo será derrotado y el pueblo vietnamita construirá un Vietnam diez veces más hermoso".

Poco antes de morir, el 3 de septiembre de 1969 el presidente Ho Chi Minh dejó como testamento político su más anhelado sueño: "Mi último deseo es que todo nuestro Partido y pueblo unidos en la lucha, construyan un Vietnam pacífico, unificado, democrático y próspero, y haga una contribución a la Revolución mundial".

Su sueño es hoy una admirable realidad.

 

"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información".
Rodolfo Walsh

 

0 comentarios:

Publicar un comentario