Habla beneficiaria de uno de los apartamentos en "El Morro"
Gladys Mendoza: "A mí me rescató un héroe, sin capa y sin máscara, llamado Chávez"
"Se preocuparon por mí y se ocuparon: me atendieron en Cuba, y por eso, hoy estoy viva; me dieron una casa y, hoy, tengo un hogar feliz; me devolvieron la alegría, y eso, para mí, no tiene precio"
Nerliny Carucí *
21 de diciembre de 2010
Gladys Mendoza fue beneficiada con una vivienda en El Morro, de Petare, estado Miranda
Foto: Karelly Olivares
Gladys Mendoza quedó parapléjica a sus 35 años, hace 16 años, exactamente. Un día, salió a comprar plátanos en la bodega del sector y lo que consiguió fue una 'bala perdida'. Gladys estaba embarazada de la hija con la que vive, actualmente. Desde entonces, su vida, cambió para siempre.
Gladys trabajaba, como operadora de máquina, en la empresa de hojillas Schick. Esa empresa la atendió mientras duró su embarazo; pero, luego, ya no respondió más. Quedó desamparada: perdió su trabajo; su marido se marchó; entró en un estado de depresión terrible; y vivió un buen tiempo así: sin recibir ningún tipo de ayuda, salvo la de sus vecinos.
A finales del año 1997, después de tres años de estar en esa condición, el gobierno de Rafael Caldera, finalmente, le entregó una pensión por discapacidad, pero otorgándole una miseria que no le alcanzaba, ni para hacer el abasto. Únicamente, se ayudaba ofreciendo tareas dirigidas a los hijos de sus vecinos.
Esta mujer, de piel oscura y sonrisa amplia, se la pasaba, encerrada, en su casa, sin poder siquiera salir, porque su casa estaba ubicada en un cerro, y para poder salir debía bajar y subir unos 400 escalones.
Con una gran sonrisa y en un tono jocoso, Gladys aclara: "Bueno, tenían que subir y bajar los que me llevaban, que quedaban bien cansados. ¡Yo no!".
Después que llegó la Revolución, comenzó a ver los cambios: los consejos comunales estaban pendientes de ella; le aumentaron el monto de su pensión; los médicos cubanos la visitaron, y la mandaron para Cuba, en el año 2007. Allá, estuvo tres meses rehabilitándose. Fue en Cuba, donde le diagnosticaron diabetes, osteoporosis, hipertensión; y le enviaron un tratamiento que se lo está dando el Gobierno Bolivariano.
"¡Me trataron como a una reina!", expresa, con picardía. Esta rehabilitación en Cuba fue posible, gracias al Acuerdo Integral entre el Gobierno Bolivariano de la República Bolivariana de Venezuela y el Gobierno Revolucionario de Cuba.
Al pasar los años, todos los sueños de Gladys se estaban cumpliendo; menos, el de poder mudarse a un lugar mejor. Casi por 20 años, vivió, en la escalera El Manguito, de la calle El Motor, sector San Blas, en Petare, estado Miranda. Su pequeña casa se encontraba en condiciones de deterioro avanzado. Las paredes estaban agrietadas por la humedad. Cuando caía cualquier lluviecita, toda el agua le entraba a la vivienda. Allí, ella vivía con tres hermanos, su hija y sus dos nietos.
La llegada de las lluvias, en noviembre pasado, agudizó la situación de riesgo de la casa de Gladys. Los miembros del Consejo Comunal, en conjunto con funcionarios de Protección Civil, trasladaron a su familia a un refugio, el pasado 3 de diciembre.
Hace tan solo una semana, recibió la nueva que se mudaría para un apartamento en el Complejo Urbanístico "El Morro", apartamento que, este domingo 19, el Presidente le entregó, formalmente.
"Mi apartamento tiene tres cuartos, sala-comedor-cocina, dos baños. ¡Está todo empotrado! ¡Estoy muy contenta! Ahora, con mi silla, salgo todas las tardes a mirar los edificios, y el paisaje que se ve, allá al frente. Los vecinos, también, son muy agradables…".
Ahora, viviendo en el Complejo Urbanístico "El Morro", a Gladys la llevan a su rehabilitación, al Centro de Diagnóstico Integral "Pablo VI", que queda aproximadamente a 4 cuadras; su salud está mejorando cada día.
Insiste: "Se preocuparon por mí y se ocuparon: me atendieron en Cuba, y por eso, hoy estoy viva; me dieron una casa y, hoy, tengo un hogar feliz; me devolvieron la alegría, y eso, para mí, no tiene precio".
Para ella, Chávez es un héroe, sin capa y sin máscara, siempre, al servicio de los más necesitados. El Presidente ha tenido mucha valentía para "latiguear" las instituciones y resolver las trabas impuestas por el sistema burocrático. "Gracias a los látigos de mi Presidente es que, estamos cambiando. Ahora, los funcionarios están en la calle; y lo mejor es que se han unido con el pueblo organizado y se están atendiendo casos como el mío… ¡¡Qué más quieres que te diga!!".
* ncaruci@minci.gob.ve
"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información".
Rodolfo Walsh
Rodolfo Walsh
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