La distancia entre los cables y la información difundida

martes, 28 de diciembre de 2010 |


Wikileaks: La distancia entre los cables y la información difundido


El privilegiado acceso de algunos periódicos a los cables de wikileaks ha provocado que la opinión pública internacional acceda a los contenidos tras la selección, jerarquización y enfoque dado por estos diarios. Algunos ejemplos nos pueden servir para apreciar el sesgo que han incorporado.

Así, podemos ver cómo se convierte en hecho indiscutible un comentario de un diplomático estadounidense filtrado por wikileaks a El País. La filtración es de 2007 y procede de la embajada estadounidense en La Paz. Según se puede leer en el cable (difundido censurado mediante partes señaladas xxxx por el diario), el diplomático insinúa que "supuestamente" parte del dinero con el que el gobierno boliviano pagó a su ejército procedía de Venezuela, pero reconoce que "no está confirmado".

Con ello, el 3 de diciembre El País ya puede titular: "Chávez compra lealtades en el seno del Ejército de Bolivia". Dos días después, el 5 de diciembre, ya en el texto de otra noticia se hace referencia a que "EL PAÍS publicó informes secretos según los cuales Venezuela compraba lealtades en el Ejército boliviano".

De modo que ya tenemos un comentario de un miembro de la embajada de Estados Unidos que comparte con sus superiores una suposición, convertida en hecho confirmado mediante un informe secreto al que ha tenido acceso El País.

También hay que destacar las ausencias de algunos cables en las informaciones difundidas por los medios. Por ejemplo, El País no ha elaborado como noticia un cable que recoge una reunión del ex presidente y golpista ecuatoriano Lucio Gutiérrez con el embajador de Estados Unidos en Bogotá en 2005. En el documento, Gutiérrez expresó a Estados Unidos, en caso de lograr la presidencia de Ecuador, su disposición a ayudarles a luchar contra Chávez. El pasado 30 de septiembre de 2010, Lucio Gutiérrez estuvo frente al intento de golpe de Estado y magnicidio contra el Presidente Correa en Ecuador.

Como ha señalado Iroel Sánchez en su blog, el diario El País tampoco ha considerado noticia otro cable enviado desde la embajada en Madrid en 2008 en el que se revela que Juan Luis Cebrián, el consejero delegado de Prisa, la empresa propietaria del periódico, fue invitado por el Encargado de Negocios de EE.UU en Madrid, Hugo Llorens a una comida de expertos (Expert´s Lunch) en su residencia oficial. Junto a Cebrián se encontraban Roman Escolano, del grupo financiero BBVA; Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Américana en España; Alberto Carnero, de la fundación FAES del ex presidente Aznar; Asís Martin de Cabiedes, presidente de Europa Press; Eduardo San Martin, director adjunto del diario ABC, y Javier Sandomingo, Director General para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Según el cable, los temas abordados en el almuerzo fueron Cuba, Venezuela, México, Colombia y Argentina.

América Latina no ha sido la única región donde los periódicos han manipulado los cables revelados por wikileaks. Los periodistas Gareth Porter y Jim Lobe denunciaron en un artículo en la agencia IPS que cuando medios como The New York Times, El País o Washington Post afirmaron que los documentos diplomáticos revelaban el apoyo de países árabes a una invasión a Irán estaban  distorsionando y descontextualizando el contenido de los cables.


Según NYT, el rey Abdullah de Arabia Saudí urgió a Washington a "cortar la cabeza de la serpiente", en referencia a Irán. "Los cables revelan cómo el ascenso de Irán unifica a Israel con muchos de sus adversario árabes, en especial los saudíes, detrás de una causa común", señalaba el diario. Los cables divulgados por WikiLeaks "muestran que los gobernantes del Golfo Pérsico presionaron para atacar las instalaciones nucleares" iraníes, aseguró por su parte The Washington Post. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no dudó en afirmar que estas informaciones confirmaban lo que el Estado judío venía diciendo.

Sin embargo, según Gareth Porter y Jim Lobe, de la lectura de los documentos confidenciales no se desprende la información difundida por los medios. Al contrario, se aprecia que hubo una profunda distorsión de su contenido. En el caso concreto de Arabia Saudí, se omitió por completo el contexto de la declaración del rey. En opinión de los periodistas, los cables muestran que los regímenes árabes del Golfo, incluida la propia Arabia Saudí, han estado muy preocupados por las consecuencias de atacar a Irán por su propia seguridad, en total contradicción con la posición de Israel.

Wikileaks, el ordenador de Raúl Reyes global

 

Observando los titulares internacionales del periódico en español elegido por wikileaks para difundir los famosos documentos diplomáticos sentí una sensación familiar, una especie de déjà vu geopolítico. La edición de El País del 7 de diciembre fue clarificadora: los papeles de wikileaks, eran como la resurrección del ordenador de Raúl Reyes, pero a lo grande, a lo global. Como se recordará, tras bombardear en 2008 un campamento de la guerrilla colombiana de las FARC en territorio ecuatoriano, el gobierno de Álvaro Uribe comenzó a airear en sus medios de comunicación amigos todas las informaciones que confirmaban sus teorías, interpretaciones y acusaciones. La fuente incuestionable era, según afirmaban, los archivos informáticos encontrados en un ordenador que milagrosamente no sufrió daños en el bombardeo y que, al parecer, era propiedad del comandante de la guerrilla Raúl Reyes. Fue todo un culebrón periodístico, durante meses y meses, cuando alguien molestaba o no le gustaba al gobierno colombiano -una ONG, un mediador suizo, un periodista, un gobernante latinoamericano o una organización de derechos humanos- milagrosamente aparecía en un documento del ordenador como socio o financiador de la guerrilla. Inmediatamente, todo un coro de medios de comunicación afines reproducían sin cuestionar los supuestos contenidos informáticos, a los que sólo el gobierno colombiano, su ejército o su fiscal parece que tuvieron acceso.

 

Este sistema parece que ahora se está aplicando a lo grande con wikileaks. Sólo en la edición del 7 de diciembre encontramos que "Corea del Norte vende misiles a Irán y Siria", " Teherán y Damasco siguen abasteciendo a Hamás y Hezbolá", "Chávez y el narcotráfico financian la Nicaragua de Ortega", "jueces sandinistas están al servicio de bandas criminales", "Daniel Ortega se ha vuelto loco y es una amenaza para el país", "el ex ministro de Interior sandinista descargaba los aviones de droga de Pablo Escobar". Ya los días anteriores leímos que los servicios de inteligencia cubanos controlaban Venezuela, Bolivia negociaba venta de uranio a Irán, Chávez compra lealtades en el seno del Ejército de Bolivia, Morales padecía un tumor grave en la nariz, "presencia de técnicos iraníes en la minería venezolana", "promesas de cooperación nuclear entre Teherán y Bolivia",

"la presidenta argentina remitía casi todos los asuntos oficiales a su marido", "Pakistán da apoyo encubierto a grupos terroristas"... Frente a este panorama inquietante, corrupto y desestabilizador, los países occidentales salen muy bien parados en los titulares de El País sobre los papeles de wikileaks: España está preocupada por la aparición de un Estados sin control en el Magreb, EEUU vigila a la rama magrebí de Al Qaeda, la Otan aprobó un plan para defender a los países bálticos, Polonia quiere que EEUU le proteja de Rusia.

 

Es el paraíso informativo del Departamento de Estado norteamericano. Todo de lo que siempre quiso convencernos y nunca le hubiéramos creído, ahora aparece milagrosamente en unos papeles que no tenemos opción de cuestionar porque sólo los muchachos del diario El País tienen en su formato original (todo lo que circula por internet es en bruto, en inglés y ya censurado por el cártel de los cinco medios elegidos por wikileaks).

 

En un mundo donde toda la información publicada y difundida tiene detrás a una fuente o un grupo de poder interesado, los documentos de wikileaks, como el ordenador de Raúl Reyes, cumplen las condiciones perfectas para convencernos. Al proceder de una fuente original son excepcionalmente valiosos desde el punto de vista informativo. Al estar redactados para su utilización privada son totalmente sinceros. Y el haber sido logrados de una forma poco ortodoxa, arrebatados a sus dueños, les convierten en indiscutiblemente veraces.

 

Sólo hay un asunto que resulta sospechoso, muy sospechoso: los papeles reveladores siempre dicen lo que el poder quiso que nosotros pensáramos.

 

Pascual Serrano es periodista. Acaba de publicar el libro "Traficantes de información. La historia oculta de los grupos de comunicación españoles". Foca. Noviembre 2010

http://www.pascualserrano.net

 

"Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad... Haga circular esta información".
Rodolfo Walsh

 


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