A LA MEMORIA DE "LEONARDO RUIZ PINEDA"
Oswaldo Angulo Perdomo
LA HORRENDA NOTICIA
Confieso a tenor de aquella noticia llena de terror, que apenas cumplía mis nueve años, cuando la escuchara por las ondas hercianas de la Radiodifusora Nacional. Leonardo el líder de la resistencia clandestina contra la dictadura oprobiosa y sanguinaria de Pérez Jiménez, había sido vilmente acribillado a mansalva por la policía política del régimen, aproximadamente a las8:10 de la noche del aquel 21 de octubre de 1952.
Se reciclaba así la historia, perseverante de odios, retaliaciones y venganzas, aquella que ha signado al proceso político venezolano en su desarrollo histórico y social. Cada gobernante de turno, acicalado de poder ha adminiculado conforme a su mas aviesa preterintención, el crimen y la persecución de su adversario político con el indiscutible y alienado propósito de perpetuarse en el mando.
Los titulares de la prensa de aquel trágico día 22 de octubre de 1952 anunciaron la infausta, trágica y dolorosa noticia así: "EL NACIONAL. Muerto en Tiroteo con la Policía el DR. Leonardo Ruiz Pineda"; "LA ESFERA. Muerto a Balazos el Dr. Leonardo Ruiz Pineda". "ULTIMAS NOTICIAS. Muerto Ruiz Pineda en tiroteo en San Agustín", etc. La horrenda fotografía donde aparece Ruiz Pineda muerto, cruzada la cara por hilillos de sangre que brotaban de las perforaciones de bala en su cabeza, apareció en todo los periódicos de la época como un medio de intimidación. Pedro Estrada, el esbirro jefe de la Seguridad Nacional le dijo a los periodistas: "así le ocurrirá a todo el que se nos atraviese," y añadió a continuación que aquel que publicara esta frase iba preso en el acto.
El doctor RUIZ PINEDA sabía que el encono y la impotencia política del gobierno opresor había echado sobre su persona una implacable sentencia de muerte.
"Al ruiseñor de la libertad ", tal como lo calificara el exdirigente del partido comunista de Venezuela Guillermo García Ponce, esta sentencia no lo detuvo un solo día para cumplir su noble designio de combatiente popular por la libertad, con singular abnegación y escalofriante riesgo de su vida. No cabe la menor duda, habían matado al imprescindible líder de la oposición clandestina al régimen dictatorial.
Rómulo Betancourt, al respecto llegó a afirmar que Leonardo había sido "Un Gallardo cruzado por la libertad",en artículo que publicará desde La Habana, Cuba, en la revista Bohemia, pocos días después de su asesinato. Y, expresó : "Pérez Jiménez, en un histérico arrebato de furor, dio la orden, que toda Venezuela conoció : Necesito que capturen el cadáver de Ruiz Pineda". Mientras que, Andrés Eloy Blanco, desde México dijo que: "Leonardo vivo era un soldado invisible. Leonardo muerto es un soldado invencible".
La Poetisa vanguardista Lucila Velásquez, amiga personal, contemporánea de Leonardo, con el profundo dolor que le agobiaba dijo: "En una callé de San Agustín del Sur. Allí acudimos al amanecer, mí hermana Isabel (Carmona) y yo para arrodillarnos ante el sitio que aún conservaba la mancha oscura de la sangre derramada". Es que de la barbarie que había campeado en la sabana de la historia a lomos de caballo y lanza en ristre, aparece de nuevo el pendular inmenso dolor de toda la Patria herida y clamante.
Aquella fecha fue de luto y desolación para muchos, que habían depositado esperanzas en un pronto rescate del régimen de libertades en democracia. Algunos llegaron a comentar que existió delación y traición y hasta acusaron de cobardes a sus acompañantes que lograron huir con vida. Otros consideraron que esta era solo una calumnia.
Hombres que a la fecha sobreviven como Eligio Anzola, Santos Gómez y uno de los biógrafos del héroe como Guido Acuña, y hasta otros, actores en esa época y de distintas posiciones político-partidistas, algunas posteriores y hasta presentes, coinciden en negar tal suposición.
VIDA, ACCION Y PENSAMIENTO.
Leonardo, el de Rubio fue el héroe de la Venezuela contemporánea. Así lo afirma quien también fue su amigo, paisano y ex compañero del partido Acción Democrática Domingo Alberto Rangel. Había nacido el año 1916, en aquella bucólica población fronteriza del Táchira, entre filas lejanas de los cerros, entre pastos con su collar de río y vegas extensas, en una humilde casa de barrio provinciano.
A los diecisiete años ya se hallaba en Caracas procedente de San Cristóbal. Un despertar Democrático se sucede después de la muerte del tirano Juan Vicente Gómez, a la vez que se extrapolan en la fronda de un cambio el neogómecismo y un sector progresista, de izquierda. Leonardo a los veinte años se incorpora a la lucha social militante. Ya antes en los tanteos de su edad había hecho ejercicios periodísticos y se aplicaba a escribir romances. Llevaba por dentro la identificación del bardo, afincado en su noble tierra de espiritual belleza que lo engendrara y en la rebeldía portadora de la vanguardia, encarnada en su insatisfecha sed de justicia. Leonardo llegó a expresarse en duros, recios versos, la voz del pueblo quebrantada en sus conductores civiles.
A un humilde moreno muchacho caraqueño que quiso ser héroe, apasionado republicano, se fue como miliciano a la guerra civil Española. Al llegar la noticia de su muerte, Leonardo en un hermoso romance le expresa:
Oscar Pantoja Velásquez
su nombre, sangre en España, ruda, roja, ardiente corre
por las calles de Caracas.
Su voz estaba en el aire cuando la cortó la bala,
se le cerraron los ojos
y se durmió su palabra.
No se imaginó Leonardo en esta premonitoria expresión poética, que 17 años después sería él la víctima, el héroe, el mártir. Ya lo había sido el Abel de Colombia, "El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre", asesinado en Berruecos en emboscada ordenada por el General Ovando. Lo mismo pasó con Matías Salazar victimado a confesión del propio autócrata Antonio Guzmán Blanco. Si se quiere, más grave aún, lo fue el asesinato ordenado por el General Cipriano Castro en la persona del caudillo militar opositor a su nefasta revolución restauradora, General Antonio Paredes.
Al decir de Domingo Alberto Rangel "Leonardo es en y para la Venezuela de todos los tiempos un valiente capitán, porque su ejemplo traspasará las edades, aguarda y busca la muerte como si quisiese consumar en la inmolación el rito de su gran destino", y agrega: "Coto Paúl, José Félix Ribas, Armando Zuloaga Blanco y Eutimio Rivas son los antecesores de Leonardo en la legión del heroísmo nacional." No cabe duda que en la democracia representativa que él soñara para que Venezuela experimentará paz, armonía de valores en libertad y ejercicio pleno de la soberanía popular con respeto y salvaguarda de los mas sagrados derechos y garantías ciudadanas, no podríamos dejar fuera de esta nota a los muertos de esa democracia, , como fue la del profesor Lovera, o aquellos muertos de la masacre de yumare, y de tantos otros.... dirigentes de la izquierda en Venezuela. Pero a la par de este horrible crimen perpetrado en la persona de Ruiz Pineda, se destaca igualmente y no se podrá olvidar jamás el Bogotazo, ocurrido tres años antes cuando resultó acribillado en las calles de la capital Colombiana Jorge Eliécer Gaitan, líder popular del partido liberal de ese País hermano.
Ruiz Pineda fue miembro de ORVE (Organización Venezolana) y después cierra filas en el PDN (Partido Democrático Nacional), que serán el palenque de su primera querencia política para luego convertirse en dirigente fundador, figura de primer orden de la generación intermedia del partido Acción Democrática a partir del año 1941, hasta el 18 de octubre de 1945, cuando el gobierno de facto surgido del golpe de Estado Cívico Militar, conocido como la Revolución de octubre, lo trasforma en gobernante: Primero como Secretario de la Junta Revolucionaria de Gobierno que sustituye al gobierno de transición democrática del General Isaías Medina Angarita. Luego como Gobernador del Estado Táchira. Y, advenido el régimen constitucional presidido por Don Rómulo Gallegos, Leonardo ocupó la cartera de comunicaciones como el mas joven de sus ministros. Su gestión fue corta e interrumpida por el golpe de Estado del 24 de noviembre de 1948, que derroca al gobierno del Maestro de la civilidad, iniciándose de nuevo Leonardo en rumbos insospechables a su vida, presto al combate de la resistencia, fue encarcelado varias veces y puesto en libertad el 19 de abril de 1949, cuando asume la Secretaría General del conculcado partido Acción Democrática, en una lucha tenaz donde el País Venezolano se muestra irreconciliable con el triunvirato integrado por los miembros de la Junta Militar de Gobierno.
Leonardo escribió el prologo del llamado Libro Negro de la Dictadura, donde expresara: " Este libro es un fragmento de negra historia venezolana, testimonio de conmoción violenta de la república; escrito en un alto de la batalla entre la nación que reclama libertades, y la camarilla que usurpó su soberanía... No ha sido inspirado por la pasión, ni concebido en el delirio de la fiebre política".
En uno de sus mensajes plasma el símbolo de la unidad : "La República anhela paz social y reclama clima de convivencia para emprender las grandes tareas que nos imponen el presente y el futuro. El hombre de trabajo y de empresa, el agricultor y el campesino, el obrero y el comerciante, el industrial y el maestro, la mujer y el niño, todos por igual ansían un ambiente de concordia Venezolana y de estabilidad democrática".
Fue Leonardo un auténtico cultor del espíritu y de la inteligencia. Por eso tenía vocación pedagógica y dictaba enseñanzas, estimulando a la juventud, aconsejándole la superación por intermedio del estudio. Tal vez, los jóvenes de hoy apenas saben de Leonardo el nombre de una calle, de un barrio, de una escuela, de un comité de partido, de una asociación o centro cultural- deportivo, etc. Y sí alguien les preguntara ¿quién fue Leonardo?, no faltaría quien responda a la brevedad. "a uno que mataron en Caracas....".
Los jóvenes de hoy tienen la necesidad de saber algo más, de abundar en las entrañas de la historia para conocer mejor a Venezuela. "Tienen que estar por encima de nosotros, quienes éramos los jóvenes cuando mataron a Leonardo. Aprendimos a levantarnos de la muerte", según lo explica el analista e historiador José Vicente Abreu, para andar siempre con ansias de vivir, optimistas para desafiar al futuro y proyectarse hacia el porvenir.
Muchos jóvenes de ayer lo seguimos en sus posiciones revolucionarias y en sus métodos de lucha. A muchos de nosotros nos quedo para siempre su vivencia, su legado que esta vigente y su condenable muerte como una realidad ejemplar. Y agrega José Vicente Abreu que " Leonardo cayó y siempre dijo a la juventud que no lo fueran a confundir con los falsos. Aquellos que invocan la palabra libertad para establecer una dictadura y gozarla a todo sexo y a toda inversión bancaria."
Vale traer a colación algunos testimonios poéticos, cantos y alegorías, con transido sentimiento solidario: Alarico Gómez se expresa en su poema así:
"Mataron a quien moría
todos los días soñando
por resucitar el pueblo y
encender un lirio blanco."
El extinto Yaracuyano Alberto Ravell le escribió desde la isla de Trinidad, pocos días después del crimen:
¡Ah Leonardo Ruiz Pineda
compañero. ¡noble hermano¡
cómo me duelen las manos
de buscar entre su sangre,
más allá de mis entrañas
a mí pueblo torturado".
58 AÑOS DESPUÉS.
Innegablemente, Leonardo Ruiz Pineda está vigente, en su pensamiento y su acción, por lo que evocar hoy su memoria es tanto como revivir su figura. Al decir de José Vicente Rangel "La inmolación tiene la virtud de abultar el recuerdo. Si el sacrificio tiene jerarquía de martirio, queda abierta la ruta para la perpetuación". Y continúa "como en el verso de Neruda a Miguel Hernández, también podríamos decir : Nadie te ha olvidado. Aquí te llevamos todos en mitad del pecho", referido a El Legado de Leonardo en un acto en Caracas el año 1958 después de la caída de Pérez Jiménez.
Hoy experimenta Venezuela uno de los tránsitos más críticos de su historia republicana, cuando se encuentra agobiada por una multicrisis, una lucha enconada entre la sociedad viva de clases convulsiona el necesario cambio y transformación que demanda como régimen de libertades en democracia. ¿Pero cual democracia?, la del voto en elecciones libres o las inducidas y hasta fraudulentas, intervenidas. La democracia aparente, aquella que conculca o mediatiza las libertades, o más bien la oclocrática, populista y opulenta, marginal, autocrática o autoritaria, o la democracia del llamado neoliberalismo salvaje o aquella que en fin, tanto soñamos. La democracia compartida de equilibrios sociales, de desarrollo económico, de autonomía de poderes, de alcances descentralizados, de intercoordinación de planes, proyectos y programas de hondo sentido popular. Una democracia que en Paz y armonía, estimule la producción generando empleo y propendiendo en igualdad de condiciones, el resguardo y respeto a los más sagrados derechos del colectivo social, mejor dicho, de los Venezolanos, desterrando cualesquiera de aquellas aberraciones que infectan al proceso político, destruyen las instituciones y obstaculizan el progreso y desarrollo de los pueblos, como lo son: La Violencia y el Terrorismo. Leonardo siempre quiso para una Venezuela grande "Una Revolución para todos".
Profesor Titular Jubilado U.C.
Para preguntas y sugerencias contacte nuestro Consejo Editorial.
© Copyright 2002 Tiempo Universitario. Todos los derechos reservados.
Oswaldo Angulo Perdomo
LA HORRENDA NOTICIA
Confieso a tenor de aquella noticia llena de terror, que apenas cumplía mis nueve años, cuando la escuchara por las ondas hercianas de la Radiodifusora Nacional. Leonardo el líder de la resistencia clandestina contra la dictadura oprobiosa y sanguinaria de Pérez Jiménez, había sido vilmente acribillado a mansalva por la policía política del régimen, aproximadamente a las8:10 de la noche del aquel 21 de octubre de 1952.
Se reciclaba así la historia, perseverante de odios, retaliaciones y venganzas, aquella que ha signado al proceso político venezolano en su desarrollo histórico y social. Cada gobernante de turno, acicalado de poder ha adminiculado conforme a su mas aviesa preterintención, el crimen y la persecución de su adversario político con el indiscutible y alienado propósito de perpetuarse en el mando.
Los titulares de la prensa de aquel trágico día 22 de octubre de 1952 anunciaron la infausta, trágica y dolorosa noticia así: "EL NACIONAL. Muerto en Tiroteo con la Policía el DR. Leonardo Ruiz Pineda"; "LA ESFERA. Muerto a Balazos el Dr. Leonardo Ruiz Pineda". "ULTIMAS NOTICIAS. Muerto Ruiz Pineda en tiroteo en San Agustín", etc. La horrenda fotografía donde aparece Ruiz Pineda muerto, cruzada la cara por hilillos de sangre que brotaban de las perforaciones de bala en su cabeza, apareció en todo los periódicos de la época como un medio de intimidación. Pedro Estrada, el esbirro jefe de la Seguridad Nacional le dijo a los periodistas: "así le ocurrirá a todo el que se nos atraviese," y añadió a continuación que aquel que publicara esta frase iba preso en el acto.
El doctor RUIZ PINEDA sabía que el encono y la impotencia política del gobierno opresor había echado sobre su persona una implacable sentencia de muerte.
"Al ruiseñor de la libertad ", tal como lo calificara el exdirigente del partido comunista de Venezuela Guillermo García Ponce, esta sentencia no lo detuvo un solo día para cumplir su noble designio de combatiente popular por la libertad, con singular abnegación y escalofriante riesgo de su vida. No cabe la menor duda, habían matado al imprescindible líder de la oposición clandestina al régimen dictatorial.
Rómulo Betancourt, al respecto llegó a afirmar que Leonardo había sido "Un Gallardo cruzado por la libertad",en artículo que publicará desde La Habana, Cuba, en la revista Bohemia, pocos días después de su asesinato. Y, expresó : "Pérez Jiménez, en un histérico arrebato de furor, dio la orden, que toda Venezuela conoció : Necesito que capturen el cadáver de Ruiz Pineda". Mientras que, Andrés Eloy Blanco, desde México dijo que: "Leonardo vivo era un soldado invisible. Leonardo muerto es un soldado invencible".
La Poetisa vanguardista Lucila Velásquez, amiga personal, contemporánea de Leonardo, con el profundo dolor que le agobiaba dijo: "En una callé de San Agustín del Sur. Allí acudimos al amanecer, mí hermana Isabel (Carmona) y yo para arrodillarnos ante el sitio que aún conservaba la mancha oscura de la sangre derramada". Es que de la barbarie que había campeado en la sabana de la historia a lomos de caballo y lanza en ristre, aparece de nuevo el pendular inmenso dolor de toda la Patria herida y clamante.
Aquella fecha fue de luto y desolación para muchos, que habían depositado esperanzas en un pronto rescate del régimen de libertades en democracia. Algunos llegaron a comentar que existió delación y traición y hasta acusaron de cobardes a sus acompañantes que lograron huir con vida. Otros consideraron que esta era solo una calumnia.
Hombres que a la fecha sobreviven como Eligio Anzola, Santos Gómez y uno de los biógrafos del héroe como Guido Acuña, y hasta otros, actores en esa época y de distintas posiciones político-partidistas, algunas posteriores y hasta presentes, coinciden en negar tal suposición.
VIDA, ACCION Y PENSAMIENTO.
Leonardo, el de Rubio fue el héroe de la Venezuela contemporánea. Así lo afirma quien también fue su amigo, paisano y ex compañero del partido Acción Democrática Domingo Alberto Rangel. Había nacido el año 1916, en aquella bucólica población fronteriza del Táchira, entre filas lejanas de los cerros, entre pastos con su collar de río y vegas extensas, en una humilde casa de barrio provinciano.
A los diecisiete años ya se hallaba en Caracas procedente de San Cristóbal. Un despertar Democrático se sucede después de la muerte del tirano Juan Vicente Gómez, a la vez que se extrapolan en la fronda de un cambio el neogómecismo y un sector progresista, de izquierda. Leonardo a los veinte años se incorpora a la lucha social militante. Ya antes en los tanteos de su edad había hecho ejercicios periodísticos y se aplicaba a escribir romances. Llevaba por dentro la identificación del bardo, afincado en su noble tierra de espiritual belleza que lo engendrara y en la rebeldía portadora de la vanguardia, encarnada en su insatisfecha sed de justicia. Leonardo llegó a expresarse en duros, recios versos, la voz del pueblo quebrantada en sus conductores civiles.
A un humilde moreno muchacho caraqueño que quiso ser héroe, apasionado republicano, se fue como miliciano a la guerra civil Española. Al llegar la noticia de su muerte, Leonardo en un hermoso romance le expresa:
Oscar Pantoja Velásquez
su nombre, sangre en España, ruda, roja, ardiente corre
por las calles de Caracas.
Su voz estaba en el aire cuando la cortó la bala,
se le cerraron los ojos
y se durmió su palabra.
No se imaginó Leonardo en esta premonitoria expresión poética, que 17 años después sería él la víctima, el héroe, el mártir. Ya lo había sido el Abel de Colombia, "El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre", asesinado en Berruecos en emboscada ordenada por el General Ovando. Lo mismo pasó con Matías Salazar victimado a confesión del propio autócrata Antonio Guzmán Blanco. Si se quiere, más grave aún, lo fue el asesinato ordenado por el General Cipriano Castro en la persona del caudillo militar opositor a su nefasta revolución restauradora, General Antonio Paredes.
Al decir de Domingo Alberto Rangel "Leonardo es en y para la Venezuela de todos los tiempos un valiente capitán, porque su ejemplo traspasará las edades, aguarda y busca la muerte como si quisiese consumar en la inmolación el rito de su gran destino", y agrega: "Coto Paúl, José Félix Ribas, Armando Zuloaga Blanco y Eutimio Rivas son los antecesores de Leonardo en la legión del heroísmo nacional." No cabe duda que en la democracia representativa que él soñara para que Venezuela experimentará paz, armonía de valores en libertad y ejercicio pleno de la soberanía popular con respeto y salvaguarda de los mas sagrados derechos y garantías ciudadanas, no podríamos dejar fuera de esta nota a los muertos de esa democracia, , como fue la del profesor Lovera, o aquellos muertos de la masacre de yumare, y de tantos otros.... dirigentes de la izquierda en Venezuela. Pero a la par de este horrible crimen perpetrado en la persona de Ruiz Pineda, se destaca igualmente y no se podrá olvidar jamás el Bogotazo, ocurrido tres años antes cuando resultó acribillado en las calles de la capital Colombiana Jorge Eliécer Gaitan, líder popular del partido liberal de ese País hermano.
Ruiz Pineda fue miembro de ORVE (Organización Venezolana) y después cierra filas en el PDN (Partido Democrático Nacional), que serán el palenque de su primera querencia política para luego convertirse en dirigente fundador, figura de primer orden de la generación intermedia del partido Acción Democrática a partir del año 1941, hasta el 18 de octubre de 1945, cuando el gobierno de facto surgido del golpe de Estado Cívico Militar, conocido como la Revolución de octubre, lo trasforma en gobernante: Primero como Secretario de la Junta Revolucionaria de Gobierno que sustituye al gobierno de transición democrática del General Isaías Medina Angarita. Luego como Gobernador del Estado Táchira. Y, advenido el régimen constitucional presidido por Don Rómulo Gallegos, Leonardo ocupó la cartera de comunicaciones como el mas joven de sus ministros. Su gestión fue corta e interrumpida por el golpe de Estado del 24 de noviembre de 1948, que derroca al gobierno del Maestro de la civilidad, iniciándose de nuevo Leonardo en rumbos insospechables a su vida, presto al combate de la resistencia, fue encarcelado varias veces y puesto en libertad el 19 de abril de 1949, cuando asume la Secretaría General del conculcado partido Acción Democrática, en una lucha tenaz donde el País Venezolano se muestra irreconciliable con el triunvirato integrado por los miembros de la Junta Militar de Gobierno.
Leonardo escribió el prologo del llamado Libro Negro de la Dictadura, donde expresara: " Este libro es un fragmento de negra historia venezolana, testimonio de conmoción violenta de la república; escrito en un alto de la batalla entre la nación que reclama libertades, y la camarilla que usurpó su soberanía... No ha sido inspirado por la pasión, ni concebido en el delirio de la fiebre política".
En uno de sus mensajes plasma el símbolo de la unidad : "La República anhela paz social y reclama clima de convivencia para emprender las grandes tareas que nos imponen el presente y el futuro. El hombre de trabajo y de empresa, el agricultor y el campesino, el obrero y el comerciante, el industrial y el maestro, la mujer y el niño, todos por igual ansían un ambiente de concordia Venezolana y de estabilidad democrática".
Fue Leonardo un auténtico cultor del espíritu y de la inteligencia. Por eso tenía vocación pedagógica y dictaba enseñanzas, estimulando a la juventud, aconsejándole la superación por intermedio del estudio. Tal vez, los jóvenes de hoy apenas saben de Leonardo el nombre de una calle, de un barrio, de una escuela, de un comité de partido, de una asociación o centro cultural- deportivo, etc. Y sí alguien les preguntara ¿quién fue Leonardo?, no faltaría quien responda a la brevedad. "a uno que mataron en Caracas....".
Los jóvenes de hoy tienen la necesidad de saber algo más, de abundar en las entrañas de la historia para conocer mejor a Venezuela. "Tienen que estar por encima de nosotros, quienes éramos los jóvenes cuando mataron a Leonardo. Aprendimos a levantarnos de la muerte", según lo explica el analista e historiador José Vicente Abreu, para andar siempre con ansias de vivir, optimistas para desafiar al futuro y proyectarse hacia el porvenir.
Muchos jóvenes de ayer lo seguimos en sus posiciones revolucionarias y en sus métodos de lucha. A muchos de nosotros nos quedo para siempre su vivencia, su legado que esta vigente y su condenable muerte como una realidad ejemplar. Y agrega José Vicente Abreu que " Leonardo cayó y siempre dijo a la juventud que no lo fueran a confundir con los falsos. Aquellos que invocan la palabra libertad para establecer una dictadura y gozarla a todo sexo y a toda inversión bancaria."
Vale traer a colación algunos testimonios poéticos, cantos y alegorías, con transido sentimiento solidario: Alarico Gómez se expresa en su poema así:
"Mataron a quien moría
todos los días soñando
por resucitar el pueblo y
encender un lirio blanco."
El extinto Yaracuyano Alberto Ravell le escribió desde la isla de Trinidad, pocos días después del crimen:
¡Ah Leonardo Ruiz Pineda
compañero. ¡noble hermano¡
cómo me duelen las manos
de buscar entre su sangre,
más allá de mis entrañas
a mí pueblo torturado".
58 AÑOS DESPUÉS.
Innegablemente, Leonardo Ruiz Pineda está vigente, en su pensamiento y su acción, por lo que evocar hoy su memoria es tanto como revivir su figura. Al decir de José Vicente Rangel "La inmolación tiene la virtud de abultar el recuerdo. Si el sacrificio tiene jerarquía de martirio, queda abierta la ruta para la perpetuación". Y continúa "como en el verso de Neruda a Miguel Hernández, también podríamos decir : Nadie te ha olvidado. Aquí te llevamos todos en mitad del pecho", referido a El Legado de Leonardo en un acto en Caracas el año 1958 después de la caída de Pérez Jiménez.
Hoy experimenta Venezuela uno de los tránsitos más críticos de su historia republicana, cuando se encuentra agobiada por una multicrisis, una lucha enconada entre la sociedad viva de clases convulsiona el necesario cambio y transformación que demanda como régimen de libertades en democracia. ¿Pero cual democracia?, la del voto en elecciones libres o las inducidas y hasta fraudulentas, intervenidas. La democracia aparente, aquella que conculca o mediatiza las libertades, o más bien la oclocrática, populista y opulenta, marginal, autocrática o autoritaria, o la democracia del llamado neoliberalismo salvaje o aquella que en fin, tanto soñamos. La democracia compartida de equilibrios sociales, de desarrollo económico, de autonomía de poderes, de alcances descentralizados, de intercoordinación de planes, proyectos y programas de hondo sentido popular. Una democracia que en Paz y armonía, estimule la producción generando empleo y propendiendo en igualdad de condiciones, el resguardo y respeto a los más sagrados derechos del colectivo social, mejor dicho, de los Venezolanos, desterrando cualesquiera de aquellas aberraciones que infectan al proceso político, destruyen las instituciones y obstaculizan el progreso y desarrollo de los pueblos, como lo son: La Violencia y el Terrorismo. Leonardo siempre quiso para una Venezuela grande "Una Revolución para todos".
Profesor Titular Jubilado U.C.
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