Iroel Sánchez
Dice la Biblia que son cuatro los jinetes del Apocalipsis y el cable submarino Cuba-Venezuela ha dado a algunos medios la posibilidad de ponerlos a cabalgar. Según ellos, el mismísimo Apocalipsis es poco para calificar lo que sobrevendrá gracias al nuevo proyecto del ALBA.
Ya nos habíamos reído de la versión venezolana de John Le Carré, en variante chatarra, protagonizada por Antonio Pasquali en BBC Mundo. Pasquali sigue repitiéndole a todo el que quiera escucharle sus disparates sobre el cable submarino pero esta vez con más cuidado. Ahora es el sitio Analítica.com el que entrevista a Pasquali bajo el contundente título "Espiarán llamadas desde Cuba", reforzado por opiniones de un profesor de Tecnología de la Información de la Universidad del Zulia llamado Melvin Losada y de Antonio Rivero, ex jefe de la Dirección Nacional de Protección Civil de Venezuela.
Luego de su resbalón con BBC, Antonio Pasquali se limita en esta ocasión a decir a Analítica.com que el cable está sobredimensionado y deja a Losada la tarea de revivir la antigua base soviética de Lourdes, donde desde hace diez años está la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) -poblada por miles de estudiantes y profesores cubanos- y asociarla al espionaje ruso-chino-cubano. Miren el guión de Hollywood que nos cuenta Melvin Losada, superando en imaginación y creatividad a Pasquali:
"¨Hay rumores serios de que los chinos estarían reactivando en Lourdes, en la periferia de La Habana, una vieja estación de espionaje satelital de los rusos, que en época de la Guerra Fría fue la más poderosa del mundo.¨ Explicó que la hipótesis apunta a que el satélite Simón Bolívar, que se fabricó en el país asiático, bajaría información militar sensible a una estación terrestre, que posteriormente se enviaría a Lourdes para ser procesada por chinos o cubanos."
Por su parte, Rivero ha repetido algo que el diario español El País publicara sobre el "espionaje cubano en Venezuela" al manipular un cable de la embajada norteamericana en Caracas, filtrado por Wikileaks, diciendo que "Gran parte de la inteligencia que se hace en Venezuela se hace desde el G-2 cubano". Rivero es un "opositor" al gobierno bolivariano y, según se dice en el ya citado despacho diplomático, este se basa en lo que le contaron los opositores venezolanos a la embajada de EE.UU. en Caracas: la clásica serpiente que se muerde la no menos clásica cola, alimentándose con su propio veneno. Sin embargo, Antonio Rivero ha llevado el guión de Losada a la ciencia-ficción, llamando a que las operaciones del cable "sean paralizadas hasta 2013, después de pasados los comicios presidenciales, para evitar cualquier injerencia en la data del Consejo Nacional Electoral y que informaciones nacionales estén en manos de extranjeros."
Pero faltaría un cuarto jinete -según la Biblia cabalga sobre un caballo pálido- y nadie mejor para aportarlo que la "bloguera disidente" Yoani Sánchez, diciendo que "la conexión submarina parece estar destinada más a controlar a los ciudadanos que a enlazarlos con el mundo". Sánchez conoce tanto de las nuevas tecnologías que en otro papelazo, nada inferior al de Pasquali, anunció al mundo que Cuba había censurado Twitter para que horas después la propia empresa norteamericana la desmintiera. Casualmente, la señora Sánchez también está en Wikileaks, conversando en secreto con los diplomáticos norteamericanos.
Acaba de conocerse que el gobierno de Barack Obama impidió un acuerdo de una empresa norteamericana para un enlace submarino de Cuba a Internet desde Estados Unidos. Que los interlocutores de los diplomáticos norteamericanos en Cuba y Venezuela ataquen el proyecto ahora que al fin está haciéndose realidad no debería sorprendernos.
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