Desde el año 2005, cuando la LOPCYMAT (Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo) sufrió la reforma, en el país se viene dando un fenómeno interesante que guarda estrecha relación con la organización de los trabajadores y trabajadoras, esto no ha sido visto por los sindicatos clasistas y revolucionarios y los partidos de izquierda, por lo menos con la seriedad que el caso amerita.
Una de las organizaciones de la clase trabajadora con más trayectoria organizativa en materia de seguridad y salud laboral es la Coordinadora Regional de Salud del Estado Lara pero que a nuestro modo de ver no ha roto el cascaron, es decir, su accionar se ha limitado a su Estado y solo en función de encuentros y no de movilizaciones y de impulso de unidad activamente, lo mismo creemos que sucede con la CONASAT (Coordinadora Nacional de Salud de los Trabajadores). Después del empuje que tuvieron en el año 2002 cuando lograron impulsar la creación del INPSASEL (Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales) y colocar a un candidato postulado por ellos mismos logrando con esto, por primera vez en la historia de nuestro país, colocar en un cargo del gobierno a un candidato de la clase trabajadora, este tipo de acciones no se han repetido desde entonces.
La Coordinadora Regional de Salud de Capital y Miranda nunca accionó de manera efectiva, todo lo contrario, sus acciones estaban dirigidas y ésta a su vez está dirigida por una burocracia tecnocrática que solo sirve para sus propios fines e intereses, muchos de los que dirigen esta coordinadora son los mismos que dirigen la Federación de Artes Gráficas, la cual está afiliada a la CTV, así como los sindicatos que aglutina.
El fenómeno del que hablamos al principio es precisamente que este movimiento se está organizando a nivel nacional y esta organización no está siendo atendida por los sectores más clasistas del movimiento de los trabajadores y menos por la UNT, que se encuentra, casi desde su nacimiento en peleas internas con la cantidad de corrientes que hacen vida a lo interno, aunque en su congreso extraordinario parece que lograron ver la luz al final del túnel, pero de esto poco se sabe, esto permite que los oportunistas, los de oposición, los esquiroles y otros que no apuntan a la profundización del proceso sino a intereses ajenos a los de la clase se coleen, tal como ocurrió con el Frente Guaicaipuro (Frente formado por Delegados y delegadas de Prevención del Dtto. Capital) con uno de sus dirigentes, que resultó ser un traidor que desvirtuó el Frente tratando de implementar metodologías estalinistas, o lo que sucedió con el Futracavisasel, el cual fue conformado por una élite institucional y que hoy se encuentra en manos de la oposición con discurso de izquierda que es asesorada por el Colegio de Abogados y algunos son militantes y miembros de la CTV.
Debido a la inactividad de las Coordinadoras regionales y la Nacional, comienzan a surgir los Frentes de Delegados y Delegadas, el primer ensayo se dio en los Altos Mirandinos impulsado por servidores públicos, luego se dio otro en Guarenas, ciudad dormitorio ubicada en el Estado Miranda, este último (FUTRAVISEM) no fue impulsado por servidores públicos, pero al igual que otras organizaciones no cuenta con cuadros políticos claros y esta organización se cerró dentro de sus cuatro paredes.
Desde el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales se comienza a impulsar la creación de estas organizaciones, tarea por demás muy interesante pero que metodológicamente estaba siendo manipulada por algunos directores y directoras, utilizándolos como herramienta para defender sus gestiones, este fue el caso del frente de capital FUTRACAVISASEL.
Este movimiento organizativo está pasando por el mismo mal por el que atraviesa la UNT, muchos son “dirigidos” por figuras de oposición, reformistas y oportunistas, tal es el caso de FUNSTRAVYS el frente nacional de Delegados y Delegadas. Hay algunos que son dirigidos por camaradas que desean hacer un buen trabajo pero que políticamente son muy débiles y no apuntan a la unidad con las distintas coordinadoras en miras de construir un solo movimiento nacional.
En ese sentido muchos de estos frentes hacen del INPSASEL punto fundamental de su agenda de lucha, esto no es malo, pero no es lo fundamental, debido a la poca organización y unidad que existe en el movimiento general de los trabajadores.
El acercamiento de estos colectivos (Frentes –Coordinadoras) es sumamente frágil y cada uno se encuentra en labores que atañen exclusivamente a su entorno o sus necesidades inmediatas, esto, lejos de ser malo, no es el objetivo central inmediato ya que una de las cosas que debemos impulsar es la unidad para tener un acumulado de fuerza que permita que nuestras luchas den los frutos esperados, con esto no queremos negar la importancia de las actividades que realizan las distintas Coordinadoras y la CONASAT, pero creemos que debemos ser más activos, es decir, debemos empezar a movilizarnos en procura de impulsar la unidad y la organización, abriendo espacios que nos permitan buscar puntos de coincidencia en nuestras luchas, convencidos estamos de que la forma en que lo estamos haciendo no llegaremos a lograr nuestros objetivos y menos el de erradicar o llevar a la más mínima expresión el tema de los accidentes y enfermedades ocupacionales, en el marco del capitalismo todo lo que hagamos en esta materia solo serán reformas parciales que lejos de ser malas, si no las profundizamos tendremos que cabalgar sobre ellas para poder mantenerlas, esto significa un desgaste supremo para el colectivo.
La cuestión de la seguridad, salud y vida de la clase trabajadora no es una cuestión meramente técnica, su contenido es profundamente político e histórico y toca directamente la esencia del socialismo porque apunta al control de los medios de producción y en este tema, la práctica nos ha demostrado que es más digerible para la clase trabajadora ya que se trata de su salud como hecho concreto y colectivo, es decir, sus males provocados por condiciones inseguras e indignas no son exclusivas de él o ella sino de todos y todas aquellas que compartan el mismo ambiente laboral y más allá ya que la actividad industrial afecta a las comunidades de manera directa, es decir, esta lucha se puede ampliar de manera exorbitante.
En ese sentido la organización y unidad de estos colectivos es sumamente importante y esta a su vez debemos llevarla a los sectores populares y sindicales, cabe señalar que este último se encuentra a la saga en estas luchas, tanto que en algunos casos sabotean las elecciones de delegados, un ejemplo de esto es el sector construcción con la UBT y en el sector de Artes Gráficas sucede algo parecido, en el sentido de que excluyen a los trabajadores y trabajadoras del área administrativa.
La crisis y los ataques de las clases propietarias impulsarán nuestras luchas revolucionarias y estas estarán entrelazadas, como siempre, con la resistencia y lucha de los demás sectores oprimidos (campesinos (as), Estudiantes y sectores populares).
En este sentido las luchas revolucionarias son inevitables, lo que determinará su buen término será el surgimiento de una organización política realmente revolucionaria y socialista.
Marx y Engels explicaron que la transición de un sistema social a otro está determinada en última instancia por el desarrollo de las fuerzas productivas. Cuando un sistema socioeconómico dado ya no es capaz de impulsarlas, entra en crisis, preparando el terreno para su derrocamiento revolucionario y la historia así lo ha demostrado.
No podemos caer en el juego perverso de que es la historia la que moldea nuestras vidas y prepara nuestros destinos, la historia no es un ente a parte o distinto, la historia no hace nada, no posee riquezas, ni libra batallas, es el hombre y la mujer, la historia no utiliza al hombre y la mujer como medio para conseguir sus propios fines; la historia no es sino la actividad del hombre y la mujer persiguiendo sus propios fines.
En ese sentido la única fuerza que tiene la clase trabajadora contra los empresarios, burgueses, capitalistas, reformistas y todo aquello que el sistema imperialista produce es la unión, la cooperación.
Sin organización y unidad, empezando por la sindical, la clase trabajadora seguirá siendo materia prima para la explotación. La necesidad de los trabajadores, trabajadoras y sectores populares de unirse en defensa de sus intereses es una lección que tiene que aprenderse una y otra vez. El egoísmo y el individualismo son autodestructivos para nuestra clase.
La erradicación de los accidentes y enfermedades ocupacionales solo serán superados con la destrucción del sistema capitalista y esta destrucción solo será posible con la organización y unidad de la clase trabajadora.
Por Ramón Fernández
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